miércoles, 22 de marzo de 2017

ARIGlobal: A FUERZA DE TRUMPICONES


ARIGlobal
Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global.

FIDEL CANELON*     

Donald Trump  apenas supera el mes de gobierno y no ha cesado de levantar polvaredas en la opinión pública de su país y el mundo con sus polémicas  e impredecibles decisiones. Al hacer un primer  balance de su corta gestión, ya pueden deducirse los rasgos de lo que será su estilo de dirección y liderazgo: el voluntarismo, la improvisación y la gran fuerza emotiva que le imprime a todos sus actos, amén de una permanente política de confrontación. Podría señalarse que eso no es de extrañar conociendo lo que fue su campaña electoral. Pero estamos acostumbrados a que una cosa es una campaña electoral (con sus estrategias y asesores, etc.) y otra cosa es la actuación de un político como gobernante, cuando ya no necesita de poses y tiene que mostrar otras habilidades y competencias.
Pues bien, hemos constatado que no hay diferencias entre el Trump candidato y el Trump gobernante, ni tampoco –seguramente- entre estos dos y el Trump empresario: para desdicha de muchos, él siempre es el mismo. Por otra parte, como un punto a su favor,  todo esto demuestra que es auténtico, uno de los aspectos de su personalidad que sin duda es más valorado por sus partidarios. 
En correspondencia con este estilo de dirección, las marchas y contramarchas han estado –y estarán- en el orden del día. Empezando por el primer decreto vetando la inmigración a siete países, que, además de sus cuestionables objetivos, estuvo lleno de lapsus y errores del tamaño de uno de sus edificios, como  incluir dentro de los inmigrantes afectados a los poseedores de la Green card, y poner  a Irak  dentro de los países objeto de la medida, siendo un aliado de los Estados Unidos desde hace varios años, y quedando aún  soldados norteamericanos en su territorio luchando contra el Estado Islámico.  
Por lo demás, Trump no esperó mucho para ratificar o poner en ejecución varias de las políticas polémicas que había anunciado en la campaña: el muro fronterizo con México –cuyas fuentes de financiamiento todavía no están claras-;  la derogación del Obamacare, que beneficia a más de 20 millones de personas -incluidos 4 millones de hispanos- por un nuevo sistema que tampoco está claro, pero que al parecer privilegiará a los seguros privados; y el anuncio de acciones inmediatas contra los grandes fabricantes de automóviles –imponiéndoles fuertes aranceles-  como Toyota,  de continuar sus planes de inversión en otros países. Todo esto en consonancia con su prédica antiglobalizadora. Y, por si fuera poco, anunció la derogación de una regulación de Obama que suspendía la venta de armas para los enfermos mentales, una medida celebrada por la híperconservadora Asociación Nacional del Rifle (NRA).
Lo cierto es que, contra viento y marea, Trump seguirá adelante sin parar mientes en el consenso social, uno de los grandes méritos de la administración  Obama. Como todo líder carismático con tintes autoritarios, él no quiere ese consenso, y está por verse si lo va a necesitar en algún momento. Por lo pronto, más allá de las protestas  que atraviesan el inmenso territorio estadounidense, él está dando pasos para conseguir el apoyo efectivo de ciertas élites políticas y sociales, en el marco de un proyecto político que se inscribe dentro de la cultura Wasp. Varias de esas medidas que hemos mencionado parecen haber bajado la resistencia de muchos congresistas republicanos que lo adversaron en la campaña, como pudo observarse en los aplausos que recibió en su Discurso  en el Congreso.
De todas formas, aún es muy temprano para saber si será capaz de imponer una nueva hegemonía, hablando en términos gramscianos. Un largo camino de resistencias y de apelación a los mecanismos institucionales de la democracia norteamericana, marcarán y condicionarán sus iniciativas. 

*Profesor FACES / EEII

 @fidelcanelon

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