lunes, 25 de marzo de 2019

DESERCIONES

Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores de Venezuela que combina lo interméstico y global

María Gabriela Mata Carnevali*



Las «deserciones» en las FFAA de Venezuela y el trato y la credibilidad debida a los «desertores» ocuparon un lugar destacado en las noticias de esta semana a nivel nacional e internacional. Como las opiniones y la cooperación se construyen fundamentalmente a través del lenguaje, es menester hablar de significados.

El debate cotidiano de la política en Venezuela se complica cuando las palabras tienen diferentes significados para los diferentes actores. La palabra Paz, por ejemplo, significa una cosa para Maduro y otra para la oposición. Detrás de cada una hay un trasfondo teórico y mucha Historia. La primera es una paz negativa, que implica la ausencia de conflicto o violencia directa en el marco de un sistema que, sin embargo, puede estar signado por la violencia estructural. Es la Pax romana. La segunda es una Paz positiva producto de la resolución pacífica de los conflictos inherentes a toda sociedad democrática mediante la superación consensuada de todo tipo de violencia.

«Deserción», la acción de desertar, abandonar, dejar, tiene un sentido asociado negativo para los militares. Implica traición. Y la traición es la peor de las ofensas en las que se pueda incurrir en un sistema basado en la lealtad. Para la oposición, en cambio, tiene una connotación positiva. Los «desertores» de las FFAA vendrían siendo una especie de «héroes». Sin embargo, no todo el mundo lo ve así. Mucho depende, por supuesto, de quien sea el que dé el paso.  Ahora bien, si lo que se quiere es que se produzca un quiebre en la línea de mando para que los cuerpos de seguridad del Estado, o al menos una parte de ellos, apoyen la agenda del presidente interino Juan Guaidó, habría que resaltar, por sobre todas las cosas, el aspecto positivo de la defección, como bien supo hacerlo el general Carlos Rotondaro en sus controversiales declaraciones para NT24, al remarcar que su lealtad era para la Constitución y no para al gobierno, que había prometido inmolarse y se inmolaría “por la Patria”, pero no por “un gobierno de incapaces y corruptos”.

Todo indica, como señalan voceros de CODEVIDA y otras personalidades del gremio de la salud, que él mismo es un corrupto y que a su gestión pueden ser imputadas muchas de las muertes que enlutan a los hogares venezolanos. Quizás no merezca el perdón implícito en la ley de Amnistía. Sin embargo, no cabe duda de que su testimonio ayuda a desenmascarar al régimen ante la comunidad internacional y puede resultar invaluable en un eventual juicio contra Maduro.

¿Entonces? Nada. Tragar grueso. Respirar profundo. Cuidar el lenguaje y educar a los medios en este sentido. Si el objetivo es animar a otros, es necesario limpiar de su connotación negativa a la palabra «desertores» o sustituirla por otra(s) para resaltar el aspecto moral implícito en la decisión personal o grupal de los que optan por las fuerzas democráticas y estar listo para aprovechar cuando esos momentos se produzcan, bien de manera espontánea en el marco de una protesta o luego de un proceso complejo de toma de decisiones.   

Como se vio en los acontecimientos recientes, la falta de claridad en el lenguaje en lo tocante a este punto revela ciertas debilidades estratégicas y puede traer complicaciones a nivel internacional en el sentido del trato que se aspira se dé a estos ciudadanos, padres y madres de familia, a la que no solamente no podrán seguir manteniendo, sino que además colocan en riesgo dada la tradición represora del régimen madurista. El incidente de los militares con la ACNUR en Cúcuta, que al final se resolvió con la intervención de la Embajada venezolana, podría haber colocado la balanza del lado oficialista, causando un grave daño al trabajo de concientización que las fuerzas del cambio vienen realizando en el seno de las FFAA, e inclusive al tenor de la alianza con Colombia y las relaciones de trabajo con la ONU.

Más deserciones pueden y deben producirse en el ámbito de la administración pública siguiendo el camino abierto por Luisa Ortega Díaz. Ya debiera tenerse claro cómo se va a manejar lo de la Justicia transicional. En cualquier caso, conviene recordar que la cooperación (nacional e internacional) se basa en una racionalidad comunicativa, que permanece pegada a las estructuras mismas del lenguaje y tiene en los procesos de intersubjetividad de la interacción humana el medio ideal para solventar las diferencias.

*Profa FACES/ ARIG
@mariagab2016



Militares venezolanos refugiados en Colombia el día de su salida.  Cúcuta, 23 febrero, 2019. Fuente: EFE


miércoles, 20 de marzo de 2019

ARIGlobal: El Multilateralismo se reúne en el Cono Sur



Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores de Venezuela que combina lo interméstico y global



Mirna Yonis*




El Cono Sur de América Latina presenta esta semana dos eventos internacionales que bien podríamos incluir en las dinámicas convergentes y divergentes del multilateralismo global y regional. Por una parte la 2da Conferencia de Naciones Unidas sobe la Cooperación Sur-Sur PBA+40, cuyo lema es “El papel de la Cooperación Sur-Sur en la implementación de la Agenda 2030”, lo que implica un fuerte compromiso con los diecisiete ODS. Esta segunda edición que se celebrará en la ciudad de Buenos Aires entre el 20 y 22 de marzo, está precedida de la 1ra reunión celebrada en 2009 en la ciudad de Nairobi. La Cooperación Sur-Sur (CSS) es la ruta que en el siglo XXI transforma el patrimonio institucional  onusiano del siglo XX que enmarcó la Cooperación Técnica para el Desarrollo (CTPD) con la Plataforma de Buenos Aires (PABA) en 1978. Por otra parte, se nos presenta  la Primera Cumbre ProSur bajo la denominación de Foro para el Progreso y Desarrollo de América Latina; una propuesta que ha venido siendo desarrollada  por los Presidentes Iván Duque de Colombia y José Piñera de Chile; y que tendrá lugar en Santiago de Chile el día 22 de marzo.

Si bien estos encuentros se plantean como dos dinámicas particulares del multilateralismo; uno de carácter  global (la CSS PABA+40) y otro de tipo regional (ProSur), la casi simultaneidad de ambos eventos con las correspondientes reuniones técnicas preparatorias de la reunión para su instalación protocolar lucen competitivas y ensombrecen los discursos de convergencias a favor de la Agenda 2030 que los líderes gubernamentales han señalado en distintas oportunidades en la Asamblea General de las Naciones Unidas así como en la última reunión Bienal de la CEPAL celebrada en la Habana en mayo del año pasado.

En el marco global, el patrimonio institucional de experiencias de la CTPD del siglo XX y las creativas formas de cooperación horizontal y triangulada del siglo XXI apuestan por una renovada retórica en la Declaración de Buenos Aires 2019 de CSS PBA. Al mismo tiempo, las muestras exitosas de CSS como cartas de presentación intergubernamental deberán sumarse a otras de experiencias no gubernamentales sobre las que se están dialogando en los eventos previos y paralelos en la misma ciudad: ONGs, Redes Académicas y No académicas, entre otras. Todo ello se suma a una compleja madeja institucional que rodea la CSS en el marco de los ODS y de la Agenda 2030.

En el marco regional, si consideramos los efectos de la Crisis Multidimensional de Venezuela y su Crisis  Humanitaria Compleja, incluida la Crisis Migratoria, posiblemente podamos comprender la celeridad que le han estado dando los dos líderes presidenciales con la propuesta de ProSur. Los cambios en la tendencia de los gobiernos progresistas y de derecha han ocasionado un retroceso en el desarrollo institucional de los mecanismos políticos regionales que impulsó Venezuela en su trilogía del ALBA, UNASUR y CELAC, pero también en mecanismos más concretos como PetroCaribe. La opacidad de estos mecanismos se ve reforzada  por las denuncias y salida de sus miembros  (ALBA y UNASUR) así como por la falta de consensos para una reunión técnica o ministerial en el caso de la CELAC. Vale decir que tampoco ha sido muy afortunado el brillo diplomático del resto de los esquemas del regionalismo de integración latinoamericano y caribeño.

La experiencia institucional hemisférica, latinoamericana y caribeña muestra la debilidad de las iniciativas de calificación y control de la democracia y gobernabilidad. Si bien hay saldos positivos no exentan de obstáculos tanto en la segunda mitad del siglo XX como a inicios del siglo XXI, la Crisis Multidimensional de Venezuela ha sobrepasado los límites de acción regional efectiva debida, entre otras cosas, a las nociones ambivalentes sobre la no injerencia y autodeterminación. La Carta Democrática Interamericana y la Cláusula Democrática de Mercosur son apenas una muestra de tales límites en el multilateralismo político regional. Su evaluación, renovación o fortalecimiento serían las tareas lógicas en lugar de aumentar el registro de esquemas regionales.

El resultado de este camino de ProSur solo el tiempo lo dirá y estaremos atentos en el seguimiento del caso, ya que es el compromiso profesional y académico. Ahora bien, a riesgo de críticas, y si bien no se refieren al tema de la democracia pero si de la articulación política regional en la agenda global, consideramos que hay un patrimonio institucional sobre el cual valdría la pena que las Presidencias, Cancillerías  y actores políticos de los países de la región consideraran en sus propuestas de agenda de acción exterior y en la estrategia regional: El Sistema Económico Latinoamericano, creado en 1975, con sede en Caracas y la Asociación de Estados del Caribe, creada en 1996, con sede en Puerto España. Posiblemente una sinergia menos rígida de ingeniería y arquitectura institucional permitiría aprovechar el patrimonio de negociaciones internacionales frente a terceros. Las convergencias y divergencias ya no solo subregionales sino individuales de países serían las principales condicionantes.

Si bien es inevitable recordar el valor de la obra de James N. Rosenau titulada Turbulencia Mundial, dado que “el contexto” presenta una ‘dinámica inmensa’ de ‘fragmegración’ que condiciona la operatividad del tan revisitado multilateralismo onusiano, como del regionalismo postliberal/Posthegemónico. Analíticamente, hay  que sopesar el valor del camino andado en torno a una agenda exterior (internacional), con tiempos de acción más allá de los niveles intergubernamentales. La tarea es compleja ciertamente, pero lejos de amilanar, oxigena el entusiasmo y persistencia en la ruta de la cooperación internacional global y regional.

@mirnayonis


miércoles, 6 de marzo de 2019

Trump negociador explosivo, pero ¿efectivo?



Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores de Venezuela que combina lo interméstico y global



Felix Arellano*



El Presidente Donald Trump se presentó durante el proceso electoral como un negociador exitoso que logró construir un enorme emporio económico y que podría lograr la pronta recuperación del poderío norteamericano.  Luego de transcurrido cierto tiempo, resulta obvia su disposición al empleo de un método agresivo y ambicioso de negociación; lo que no está claro es su efectividad. Muchas dudas generan en estos momentos los casos de China, Corea del Norte y Venezuela.

Como manifestación de la faceta más dura del estilo negociador del Presidente Trump, en el plano internacional, podemos mencionar los siguientes casos: el retiro del acuerdo de libre comercio transpacífico, que promovió el expresidente Obama, como parte de la estrategia de contención al expansionismo económico de China; el rechazo del acuerdo sobre el cambio climático de las Naciones Unidas y el retiro de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Tales casos ilustran sus posturas agresivas, pero su efectividad es muy discutible, pues la expansión china sigue en ascenso, el cambio climático es un problema global que se agudiza y la Unesco se mantiene con sus debilidades. Para promover cambios eficientes sería más conveniente trabajar con los aliados desde las propias instituciones.

El caso de México es digno de consideración, pues desde la campaña electoral lo presentó como uno de los enemigos a enfrentar y habló del acuerdo de libre comercio (TLC), del que México forma parte, como un fracaso. Todo parecía indicar que vendrían tiempos negros en la relación comercial. Ya en la presidencia, de inmediato inició la revisión del TLC y el discurso explosivo anunciaba tormenta; empero, generó resultados paradójicos. Por una parte, varios de los beneficiados con el TLC, que son muchos, lograron presionar para que el acuerdo se mantuviera. Por otra parte, la hábil actuación de bajo perfil de los gobiernos de México y Canadá, permitió que el acuerdo se mantuviera con algunos cambios y el Presidente Trump tuvo que contentarse con presentar el cambio del nombre como un triunfo.

El estilo explosivo también está caracterizando la relación con sus socios tradicionales de la Unión Europea y de la OTAN. Mucha agresividad que genera desconfianza y distancia para lograr objetivos reducidos y de factible negociación técnica relativos a: comercio, inversiones, propiedad intelectual, servicios, etc. Pero como parte del esquema explosivo y poco eficiente, destruyó un espacio de negociación importante al rechazar el acuerdo transatlántico.

Ahora nos encontramos con tres casos donde la estrategia explosiva está generando serias dudas: la guerra comercial contra China, el desarme nuclear de Corea de Norte y la salida del proceso bolivariano del poder en el caso venezolano.

La relación económica entre China y Estados Unidos es importante para ambas partes, de tal forma que los primeros interesados en que se supere pronto la actual situación de incertidumbre son los empresarios. Ya se han celebrado tres rondas técnicas de negociación, pero las duras posiciones no permiten mayores avances. Adicionalmente debemos destacar que el caso venezolano puede formar parte de las fichas de la negociación.

Con Corea del Norte se apreciaba un ambiente diferente que generó confusiones iniciales, por la extraña receptividad del Presidente Trump con el joven dictador Kim Jong-un, lo que evidenciaba un cambio de estrategia. El primer encuentro efectuado en Singapur en junio del 2018, resultó afectivo, pero poco efectivo. Ahora, que se ha realizado el segundo encuentro en Vietnam, la situación se ha tornado compleja con un final abrupto, sin ninguna declaración, lo que evidencia la distancia de las posiciones. Kim Jong-un aspirando el desmonte de todas las sanciones y el eventual retiro de las fuerzas militares de Estados Unidos de la península; y el Presidente Trump aspirando la eliminación total del programa nuclear de Corea del Norte. El proceso de negociación requerirá de mucha paciencia y creatividad y no de explosiones para resultar efectivo para ambas partes.

En el caso venezolano la explosión inicial del Presidente Trump se ha orientado a promover las pasiones y eso le ha permitido una gran conexión con la población venezolana, pues tenemos varios años enfrentado el desastre bolivariano; empero, no está muy claro el alcance de las opciones a desarrollar, ni la coordinación con los diversos actores involucrados en su propio país como las diversas instituciones gubernamentales, el Congreso y el partido demócrata. En estos momentos se observa en el ambiente un debate sobre la efectividad del discurso emocional, lo que plantea la posibilidad de perder credibilidad.

Estamos conscientes que nuestra grave situación exige de soluciones urgentes, pero debido a la complejidad del problema conviene mayor reflexión que pasión; mucha coordinación con la diversidad de actores que participan y coherencia.

No es fácil tener paciencia en tan graves condiciones, pero la impaciencia no es la mejor consejera.

Prof. FACES/ARIG/EEI