martes, 27 de junio de 2017

ARIGLOBAL: La diplomacia bolivariana y la crisis en las relaciones económicas internacionales de Venezuela


Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global
Por Alfredo Ordóñez López


La llegada de Hugo Rafael Chávez Frías a la presidencia de Venezuela en 1999 marcó un nuevo estilo de diplomacia ante una dinámica internacional más compleja y en donde los principios de cooperación económica y democracia representaban el eje central de las negociaciones internacionales a finales del siglo XX. Ante ese escenario, en Venezuela se promueve el Plan Bolívar 2000, que tenía como uno de sus objetivos promover la Constituyente que culminó con la elaboración y aprobación vía referéndum de la nueva Constitución de la República (1999).

Seguidamente, se incorporan las Líneas Generales para el Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007, con la visión de fortalecer una integración regional como garantía de desarrollo económico y crecimiento social,  y de lograr un crecimiento económico sustentado en un modelo diversificado y sustentable. Posteriormente, se presenta el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013, orientado a la construcción del Socialismo del Siglo XXI, enmarcado en la refundación ética y moral de la nación, fundamentada en la justicia social, la equidad y la solidaridad entre los seres humanos y las instituciones de la República. El Proyecto Nacional Simón Bolívar 2007 describe lo que sería la nueva geopolítica mundial "La construcción de un mundo multipolar implica la creación de nuevos polos de poder que representen el quiebre de la hegemonía del imperialismo norteamericano, (...)", priorizando como áreas de interés geoestratégico América Latina y el Caribe, Irán, Siria, Bielorrusia, Rusia, China, Vietnam, Malasia, Europa, África, y la organización de Países Exportadores de Petróleo. En esencia, se planteó un cambio estratégico con nuevas alianzas geopolíticas[1] y el quebrantamiento con los socios comerciales tradicionales de Venezuela, como lo fue con Estados Unidos, Colombia y la salida de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).

Este cambio estratégico terminó de paralizar el aparato productivo, dejándola más dependiente de la renta petrolera, y ubicándola con el menor Índice de Complejidad Económica de América Latina. Se disipó la capacidad exportadora diversificada por la mala gestión en las políticas macroeconómicas y la preferencia por lo “hecho afuera” (importaciones). De igual forma, el Índice de Competitividad Global, elaborado por el Foro Económico Mundial, presenta a Venezuela con penas 3,30 puntos ubicándola en el puesto número 132 de 142 países del ranking.

De acuerdo con Amartya Sen, la “industrialización, el progreso tecnológico o la modernización social pueden contribuir significativamente a expandir la libertad del hombre", entendiéndose la expansión de las libertades reales como el desarrollo del individuo.  Estas libertades no fueron promovidas por la administración bolivariana, pues el socialismo del Siglo XXI en esencia rompe con las libertades del individuo, es decir, las libertades económicas y políticas.    

En tal sentido, y tal como lo expresa Ángel García Banchs en el año 2013, Venezuela perdió una de las mejores oportunidades para su transformación y desarrollo: la mayor bonanza petrolera de nuestra historia. Definitivamente, un desastre antes inimaginable[2].

Políticamente, los resultados de la diplomacia bolivariana se pueden evaluar en la administración de Nicolás Maduro, quien se aleja de la realidad internacional y se acopla a una diplomacia mesiánica, bajo un discurso injurioso, inconsistente y vulgar en contra de cualquier actor internacional que se atreva a criticar las acciones no democráticas y violatorias de los derechos humanos del gobierno venezolano. El mal manejo del arte de la diplomacia por parte de la administración bolivariana no sólo destruyó el profesionalismo institucional que caracterizaba al Ministerio de Relaciones Exteriores en los últimos 40 años de democracia, sino también rompió con la imagen de una nación defensora de la Democracia y promotora de la cooperación global.  

La administración bolivariana inició con un fuerte protagonismo internacional por su nuevo estilo discursivo, pero dada la deslealtad ante sus socios comerciales tradicionales, la morosidad ante sus acreedores; incumplimiento de promesas; negociaciones corrompidas; caída de los gobiernos aliados de izquierda de la región; y una diplomacia petrolera que no previó el desplome del precio del petróleo en el mercado internacional, ha ocasionado que el protagonismo del gobierno de Venezuela sea de un sistema corrupto, narcotraficante, violatorio de los derechos humanos, incompetente y antidemocrático.

En definitiva, la llegada del gobierno bolivariano significó para la política exterior del Estado venezolano, un cambio de estilo enmarcado en un discurso desvirtuado de la realidad internacional. La administración bolivariana impidió que Venezuela rompiera la dependencia de la renta petrolera y de los altos niveles de importaciones, causando una nueva dependencia ante la hegemonía de China; por lo que el resultado de la política exterior del gobierno bolivariana fue el de hipotecar el futuro de las relaciones económicas internacionales de Venezuela.

*Profesor  FACES/ /ARIG/Economía
       Twitter: @alf_ord






[1] Se entiende como geopolítica la disciplina que estudia y aborda la situación política de un lugar y lo asocia con la geografía que está implicada.
[2] La economía en los 13 años de Chávez. Ver articulo completo en: http://www.eluniversal.com/opinion/120206/la-economia-en-los-13-anos-de-chavez


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martes, 20 de junio de 2017

ARIGlobal: En suspensión los principios




 
Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global

María Gabriela Mata Carnevali *


                                                                                                                             
Lo más oscuro es el ojo blanco del ciego

Oscuro el corazón si se disfraza de granito 

Alfredo Pérez Alencart
  
En suspensión se declaró la sesión de la OEA que trataba el caso Venezuela. Los intereses desnudaron la diplomacia de ideales democráticos, y el organismo se mostró inoperante,  al menos de momento. Entretanto, suspendido quedó el latido de otro de nuestros muchachos en las calles de Altamira, y el de su madre, que con él muere un poco, baleado el corazón.  Suspendida nuestra respiración cuando vemos asqueados a la guardia apuntar sin pudor sus armas contra la Constitución.

No hay palabras para describir lo que estamos viviendo la mayoría de los venezolanos y, sin embargo, algunos todavía voltean para otro lado. Adentro y afuera. Es más cómodo no mirar o hacer como que miro, cuando en realidad defiendo mi lugar en la mesa de negociaciones, mi cuota de poder, mi suministro de petróleo, mi subsidio, mi puesto,  mi sueldo, mi bolsa de comida.

Suspendidos debieran quedar los que de esta manera sacrifican los principios más caros al ser humano reflejados en los Derechos Humanos, disfrazando su egoísmo de ideología. 

 En verdad no creo que esto sea solo cuestión de ideología. Es, sobre todo,  cuestión de gobernanza. El término gobernanza viene utilizándose desde la década de 1990 para designar la manera en la que se ejerce el poder para gestionar los asuntos de una nación, organización o grupo. Toma en cuenta el proceso de toma de decisiones y el proceso por el que las decisiones son implementadas, o no. En el fondo no es tan neutral  pues apunta a alcanzar un buen gobierno caracterizado, además de la eficacia, por la legalidad, la participación, y la transparencia, que no pueden darse sino en Democracia; pero, en definitiva, más que en el qué se concentra en el cómo.  En el plano internacional el nivel se hace adjetivo y la gobernanza deviene gobernanza global, regional o continental.

A lo interno, lo ideológico nos tiene divididos, pero, insisto, para algunos la ideología es solo una máscara. De lado y lado hay oportunistas. Afortunadamente, de lado y lado hay también  los que se atreven a elevar sus voces críticas. Al final, lo único que puede unirnos es la necesidad de enfrentar un mal gobierno. El peor, quizás,  de los gobiernos de la historia venezolana.

A nivel hemisférico lo ideológico nos tiene divididos, pero el CARICOM no es precisamente de izquierda y fue su abstención la que obligó a dejar en suspenso la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores del pasado 19 de junio. En realidad, la OEA se debate a sí misma en el caso Venezuela, pues al final el problema fue de método, de procedimiento. Los reticentes a la censura a este mal gobierno de Maduro criticaron la manera en la que se adelantó el proceso de consultas previo a todo acuerdo. Se cuestiona la pasión de Almagro en contra de esta mancha en la evolución democrática del continente. Piden mesura, menos celeridad y más transparencia. El Caribe se sintió marginado.  O eso alegaron, por separado, algunos de sus miembros.  La verdad,  resulta obvia para todo el mundo y no hay que ahondar en ello. El Gobierno de Maduro no tuvo que ofrecer más petróleo, bastó presionar con la deuda y los 23 votos necesarios que parecían amarrados en un texto consensuado previamente, cuando El Salvador tomó la palabra, se fueron al receso y nunca volvieron completos. El alegato de los que a última hora se abstuvieron fue que no fueron consultados.

 También hubo diferencias de fondo con la constituyente y el llamado a elecciones como los extremos de la cuerda objeto del estira y encoge,  pero es que el fondo no podrá discutirse si no se baja el tono y  acuerdan un método.  Tendrán que salir mediadores. ¿Busca El Salvador ese papel?


La política es un arte, la diplomacia también. El arte de conciliar intereses opuestos. Habrá que crecerse con voluntad creativa para darle forma positiva a la resistencia y a la gobernanza continental.  Me anima la convicción aprehendida en las calles de que el bravo pueblo venezolano hará su parte y se erigirá una vez más como faro de libertad.


 Profa FACES/ ARIG EEI
matacarnevali@gmail.com


                      

                      
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