martes, 29 de mayo de 2018

ARIGlobal: La integración regional caribeña y la COTED-CARICOM


Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global

Mirna Yonis *





La CARICOM en su formato de integración regional se concreta en el Tratado de Chaguaramas, suscrito en 1973 en Jamaica. Ha tenido varias modificaciones, pero mantiene su nombre original. En el siglo XXI tiene un contenido más amplio como sistema institucional, lo que conocemos como Comunidad del Caribe o CARICOM. Uno de los órganos de la integración, posiblemente el medular, es el Consejo de Comercio y Desarrollo Económico (COTED). La presidencia rotativa la ejerce actualmente el señor Chet Greene, Ministro de Asuntos Exteriores, Comercio Internacional e Inmigración de Antigua y Barbuda.

El reciente encuentro ministerial de alto nivel de la COTED en Georgetown (Guyana), del 16 de mayo, viene precedido de una serie de reuniones de trabajo de funcionarios de los distintos países que tienen competencias en el seguimiento y puesta en marcha de los instrumentos y  políticas asociadas a la integración económica.

Si bien la CARICOM se presenta con una estrategia unitaria en sus relaciones exteriores como comunidad, la dimensión intrarregional muestra otros elementos. La composición de 15 miembros, que en su mayoría califican como estado archipielágico, así como la participación de asociados con similares características, se refleja en el posicionamiento diferenciado sobre la situación y rumbo a seguir: por una parte los MDC, países de mediano desarrollo, y los SDC (países pequeños).

La lenta ratificación de algunos instrumentos (acuerdos regionales) renovados en las Cumbres de Mandatarios en favor de una reactivación y relanzamiento de la integración regional es apenas una manifestación de las críticas que han expresado algunos de los líderes. La insatisfacción presenta distintos rostros en las exigencias por sincerar y fortalecer el regionalismo en la CARICOM.

El tan "ansiado" Caribbean Single Market Economy (CSME), por ejemplo,  sigue siendo un tema que genera debate y compromisos. Sin embargo, los discursos de propios y ajenos a esta región siguen planteando preocupación por el aspirado objetivo. La unidad que muestran en sus relaciones exteriores como bloque y como individualidades parece tener otras complicaciones cuando se trata de "liberar" las barreras al comercio (en su sentido más amplio) entre los socios de la CARICOM. Los documentos técnicos, los documentos políticos y los discursos pueden dar cuenta de esta afirmación y seguramente podrán elaborarse propuestas académicas más detalladas para el seguimiento del proceso de integración caribeña en el marco institucional de la Comunidad del Caribe.

El discurso del Embajador Irwing LaRoque, en su segundo mandato como Secretario General, reitera que trabajan en función de los compromisos asumidos, pero se deja entrever en el mejor estilo diplomático el "tono" de las críticas e insatisfacciones que ha recibido de los miembros del organismo que representa. Los medios electrónicos oficiales y las redes sociales nos brindan parte de la información; otras vienen de académicos y analistas. De cualquier manera, los compromisos acordados en esta y demás reuniones técnicas o ministeriales serán elevados a la Cumbre de Mandatarios de la CARICOM que se celebrará el 4-6 de julio en  Montego Bay, Jamaica, país que asume la Presidencia rotativa del organismo regional.

@mirnayonis


Profa FACES/ ARIG/ EEI


      Reunión COTED 2018

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martes, 22 de mayo de 2018

ARIGlobal: Aislamiento internacional ¿Tiempo de aguante?



Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global

María Gabriela Mata Carnevali*





Somos la nota discordante/ los deicidas/ los culpables/ los que tenemos que pedir permiso para respirar/ para estar/ para ser/ somos los inconvenientes 
Ackerman
                                     

                                              
De las sospechas, no quedaron dudas. Maduro se declaró ganador en unas elecciones desconocidas por el mundo y la oposición, dispuesto a todo para perpetuarse en el poder. Viene más aislamiento. Los venezolanos retenemos la respiración ¿Tiempo de aguante?

En los pueblos atrasados y dormidos, aquellos que según la definición de Spengler son más Naturaleza que Cultura, en los llamados pueblos felahs porque se les compara con aquellos campesinos del Valle del Nilo que habían perdido la memoria de su pasado y que, sin acordarse de sus reyes y sus potentes dinastías, trenzaban juncos o recogían la cosecha eventual con que los obsequiaba el limo fértil después de las grandes crecidas del río, el tiempo no apremia ni parece correr, pues los seres ignoran como imponerle su voluntad.

 En Venezuela, de acuerdo con Mariano Picón Salas (1987), durante los gobiernos de Castro y Gómez estuvimos “dormidos”, es decir, tuvimos una dimensión puramente “campesina” del tiempo ya que el “aguante” y no la voluntad de cambio se adueñó del espíritu de la nación. Sin embargo, pudiéramos decir que por encima de ese tiempo rutinario e inerte empezaba ya a soplar un agresivo viento de historia moderna, y no nos referimos sólo a los cambios que trae consigo el petróleo, que rápidamente desplazó al café y al cacao como principales productos de exportación, sino al fin de los “regionalismos” y al nacimiento de una conciencia nacional democrática.

En el “dividir para reinar” del caudillismo vernáculo se acentuaba todo recelo o prejuicio regionalista. Monagas favoreció a sus “orientales”, Falcón a sus “corianos”, Crespo a sus “llaneros”, Castro y Gómez, como era de esperarse, a sus “andinos”. Los gobiernos subsiguientes a López Contreras (1935-1941) y Medina Angarita (1941-1945), aunque iniciaron un proceso de reformas, no pudieron deshacerse de la totalidad de la carga heredada, pero permitieron  la consolidación de la “oposición”, cuyo liderazgo sería el que, con apoyo del pueblo, derrotaría a Pérez Jiménez conquistando por fin la democracia para Venezuela en 1958 (Rodríguez Gallad, 1980).

Democracia a la que la “Revolución” pacífica pero armada de Chávez y hambreadora de Maduro ha herido de muerte, desconociendo todos los derechos ciudadanos, empezando por el derecho a la protesta, al punto de que el mundo habla ya abiertamente de dictadura y la moral del venezolano promedio de tanto aguantar palo se resquebraja. El heredero del Comandante muerto se reeligió fraudulentamente hasta el 2025 ¿Y ahora qué?

Los escenarios probables dependen mucho de la lectura que se haga de los hechos y la idea que se tenga del tiempo.

Primera lectura. Maduro ganó con trampa. El mundo lo sanciona por malo.  Muy bien. En efecto,  luego de la farsa electoral del 20 de mayo el mundo se prepara para imponer nuevas sanciones. El Grupo de Lima, parte del G20, incluido Estados Unidos, y la Unión Europea no solo no reconocen los resultados, sino que han comenzado a tomar medidas que van desde  la reducción del nivel de sus relaciones diplomáticas, hasta la radicalización de las sanciones económicas, todo lo cual apunta a un creciente aislamiento del país, en un momento en el que ya no se habla de crisis sino de emergencia humanitaria.

El gobierno que se autoproclama socialista dirá, por supuesto, que estas sanciones son las culpables de todo. Intentará lavarse el rostro con una desgastada retórica antiimperialista, recurrirá a sus aliados estratégicos (Rusia y China) y nosotros esperaremos con paciencia el cambio inducido desde afuera.

Segunda lectura. Porque si,  el 20 de mayo tiene otra lectura. Una lectura más optimista en la que el triunfo de la abstención, reconocido hasta por el ilegítimo CNE, es el triunfo del pueblo. Dada la presión ejercida desde el gobierno para votar, el triunfo del abstencionismo es una victoria del pueblo todo, sin diferencias ideológicas, un acto de desobediencia civil, una suerte de referéndum revocatorio que, en su grandeza, nos insuflará una voluntad de acción renovada perfectamente combinable con la acción internacional.

¿Con cuál nos quedamos? ¿De qué forma asumiremos el tiempo por venir? ¿Cómo los felahs, que esperan llegue la divina crecida del Nilo, se cruzan de brazos o rezan para invocar el milagro del cambio o como  aquellos que a lo largo de nuestra historia comprendieron que éste hay que construirlo, que el tiempo puede ser tarea dirigida, creación de conciencia y voluntad que modifica el letargo, el silencio y la fatalidad?

¡Venezuela, no te rindas! Se hace camino al andar.


*Profa FACES/ARIG/EEI



Referencias:

Picón Salas, Mariano (1987). “Pueblo e intelectuales” y “El tiempo y nosotros”.
     Comprensión de Venezuela. Caracas: Coordinación de Información y Relaciones de
     Petróleos de Venezuela.

Rodríguez Gallad Irene (1980). Venezuela entre el ascenso y la caída de la
  Restauración Liberal. Caracas: Ediciones AMON.



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martes, 15 de mayo de 2018

ARIGlobal: Trump fortalecido ¿y Venezuela?

 
Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global

Felix Arellano *


Todo indica que Donald Trump ha decidido radicalizar su actuación internacional con el objetivo de fortalecer su posición interna y así  impedir el juicio político (impeachment) que fácilmente podría aprobar un Congreso de mayoría demócrata, pues las investigaciones avanzan y se acercan peligrosamente al propio Presidente.

En estos momentos la popularidad del Presidente se incrementa, los radicales se sienten satisfechos y asumen que el país está creciendo, también el empleo, las inversiones y la fortaleza a escala mundial. Si este ambiente se mantiene hasta el mes de noviembre, el triunfo del partido republicano está garantizado; empero, la incertidumbre también está presente y los casos de Corea del Norte e Irán se pueden complicar. Otro tema que debemos incorporar en la agenda es Venezuela.

En la estrategia radical del Presidente Trump un paso decisivo ha sido la eliminación de los moderados en su equipo más cercano de gobierno. La salida del Secretario de Estado y los Consejeros de Seguridad y de Economía, sustituidos por radicales, también definidos como “halcones”, facilita la adopción de decisiones duras como el retiro de los Estados Unidos del Acuerdo con Irán. Esta decisión fortalece sus vínculos con los gobiernos de Israel, de Arabia Saudita y con el poderoso lobby judío; pero, fundamentalmente, lo fortalece  a él frente al electorado que lo llevó a la presidencia.

Debemos destacar que el Presidente Trump ya ha adoptado varias decisiones que están minando el multilateralismo, el diálogo y la negociación; ha sido el caso del retiro del Acuerdo Transpacífico, la eliminación de las negociaciones del Acuerdo Transatlántico, el rechazo al Acuerdo de Paris sobre el cambio climático, la incertidumbre que aún persiste en las negociaciones para la revisión del Tratado de Libre Comercio con Canadá y México. En este contexto debemos sumar su alejamiento de Europa Occidental, su creciente enfrentamiento comercial con China y, ahora se suma, el caso de Irán.

Los radicales norteamericanos, que en su mayoría respaldan al partido republicano, leen estas acciones como señales de fortaleza, el país retomando su poder (América primero) y las riendas de la dinámica mundial. Por otra parte, las señales que se está enviando a Corea del Norte, para la cumbre de 12 de junio en Singapur, son duras. Estados Unidos no quiere acuerdos suaves y progresivos; no cree en los mecanismos de control y por eso rechaza el acuerdo con Irán; para nada aceptará una negociación lenta y larga, como quisiera Corea del Norte y, por ningún concepto, retirará sus fuerzas militares de zona, que representan el paraguas de defensa (frente a China) de varios aliados asiáticos, en particular Corea del Sur, Japón e India.

Pero la situación se puede complicar y Corea del Norte podría rechazar el proceso de diálogo y negociación y mantener su programa nuclear. En este escenario seguramente las sanciones de Estados Unidos se incrementarán, pero sabemos que su viabilidad depende del apoyo de China, que también está siendo atacado comercialmente por Donald Trump. Irán también podría decidir retomar y acelerar su programa nuclear, de nuevo las sanciones se pueden incrementar, pero tiene el apoyo de Rusia. En estos escenarios complicados, surge la pregunta ¿Trump está dispuesto al uso de la fuerza militar para imponer sus soluciones, teniendo presente la crisis interna que esto puede generar?

En otro escenario, favorable para Trump, se podría plantear que, en el aparente pragmatismo del joven dictador Kim Jong-un decida negociar para lograr respaldo económico y perpetuidad en el poder. Ahora bien, en el caso de Irán, para el Ayatolá Ali Jamenei la situación se presenta más compleja, tanto por el radicalismo de su discurso, como por la disposición de Israel a realizar acciones militares contundentes, lo acaba de hacer de nuevo en Siria.

Evidentemente reina la incertidumbre, a la que debemos sumar, entre otros, una Unión Europea débil por la salida de la Gran Bretaña (Brexit), con un creciente euroescepticismo que seguramente obstaculizará los esfuerzos del Presidente de Francia para fortalecer el bloque. Por otra parte, China crece como potencia, pero aún con serías debilidades estructurales, en particular en el plano militar. Rusia juega al desorden y carece de credibilidad y, el resto de los BRICS enfrentando serias dificultades internas.

En este contexto geopolítico tan complejo, con un Trump fortalecido y unas potencias alternativas débiles, pragmáticas y negociantes, la situación se presenta más acuciante para el proceso bolivariano, que busca una potencia mecenas y se mantiene arrogante frente a la comunidad internacional, en particular, contra “el imperio”, rechazando cualquier negociación seria y desafiante con acciones agresivas e inconstitucionales, como la instalación de una asamblea nacional constituyente, que se presenta como supraconstitucional y la convocatoria adelantada de un fraude electoral.

Para decepción de los radicales e ingenuos lo cierto es que  el imperio, en el corto plazo, se está fortaleciendo y tiene en su agenda como un problema la revolución bolivariana, pues en efecto está afectando la seguridad del hemisferio.

Prof  FACES/ARIG/ EEI*




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viernes, 11 de mayo de 2018

La revolución de los estudios de Relaciones Internacionales

Los debates teóricos, metodológicos y ontológicos, entre otros, y las bases empíricas,  reconfiguran las perspectivas sobre los estudios de relaciones internacionales. Si bien este artículo tiene dos años de publicado, consideramo relevante su contenido tanto para la formación académica como para el perfil profesional de nuestros maestrantes. Recomendamos su lectura y reflexión.
Nota de la Coordinación de la Maestría en Relaciones Internacionales

Foto_RRII
Los estudios en Relaciones Internacionales (RR II) están enfrentándose a un desafío que los ha empezado a redefinir con urgencia en Estados Unidos y que va a seguir revolucionándolos en los próximos años. Estas grandes transformaciones, dos sobre todo, ya han empezado a llegar a España y América Latina.
La primera transformación es que la autonomía y utilidad de la propia disciplina de las Relaciones Internacionales está seriamente cuestionada. La creciente globalización e internacionalización de los profesionales y los mercados convenció durante décadas a muchos académicos de que el grado de RR II apenas había que justificarlo, porque integraba y permitía profundizar en un amplio abanico de materias en la que ningún otro programa profundizaba.
Se añadía, en definitiva, una perspectiva novedosa a las Ciencias Políticas, el Derecho, los estudios culturales o la Economía y se integraban todos esos ángulos en un mismo espacio para beneficio de los estudiantes, que adquirían un conocimiento único que les permitiría aprovechar las oportunidades que prometía la globalización, identificar las amenazas y explicar esta nueva realidad a empresas, instituciones y opinión pública.
Ahora mismo, con la emergencia de áreas cada vez más técnicas y especializadas en cada disciplina y con la rapidísima internacionalización de todos los estudios, ha dejado de ser obvio que los estudiantes de grado o de máster de Relaciones Internacionales estén mejor preparados para asumir un protagonismo especial en el mercado laboral planetario. Eso se puede resumir y explicar en dos grandes puntos.
Un listado detallado de las universidades españolas que imparten grados en Relaciones Internacionales. Desde la duración de los estudios y los idiomas ofertados hasta el número de plazas y otros datos de interés.
Un listado detallado de las universidades españolas que imparten grados en Relaciones Internacionales. Desde la duración de los estudios y los idiomas ofertados hasta el número de plazas y otros datos de interés.
Primero, los perfiles generalistas han perdido brillo, atractivo y utilidad frente a los perfiles especializados para las empresas y las instituciones y casi cualquier empleador. Esto ha dificultado la inserción laboral de alumnos como los estudiantes de Relaciones Internacionales, que tienen una formación puramente generalista y se ven obligados a competir con otros profesionales cuyos conocimientos técnicos son más relevantes para los puestos de trabajo que exigen formación universitaria.
Y segundo, casi todas las carreras han multiplicado su carga internacional porque la posibilidad de estancias en el extranjero se ha universalizado (es el caso de los Erasmus), los requisitos de idiomas e incluso de simple y llano bilingüismo se han endurecido, el intercambio de las ideas académicas se ha acelerado y globalizado (las nuevas técnicas y paradigmas llegan antes a las universidades y escuelas de negocios de España o Brasil) y cada vez son más los alumnos que demandan en casi todas las carreras una formación que les sirva para trabajar en multinacionales, empresas locales que comercien con el exterior, instituciones internacionales o directamente en otros países.
Es obvio que los centros de educación superior en España y América Latina han reaccionado y se están enfrentando a esta transformación. La aparición de los grados de Relaciones Internacionales en España, a diferencia de los másteres, es muy reciente y coincide prácticamente con el estallido de lo peor de la crisis en 2010. El hecho de que promociones enteras de estudiantes se fuesen directamente al paro o acabasen en empleos precarios forzó a las universidades a apostar más decididamente por su internacionalización desde el primer curso de la carrera. Debían proporcionarles las habilidades y conocimientos necesarios para trabajar en el extranjero.
Eso explica por qué, justo cuando los grados en Relaciones Internacionales se cuestionan de forma más crítica en Estados Unidos y cuando empiezan a sufrir en consecuencia recortes en los fondos públicos que los subvencionan, esos mismos estudios hayan aflorado a toda velocidad en muchas de las universidades españolas.
Una de las ventajas de haberse incorporado tarde a la oferta mundial de este tipo de programas es que esos centros también han acelerado su curva de aprendizaje. Han comprendido rápidamente que los grados en RR II multiplican su relevancia, utilidad y atractivo para los empleadores cuando se combinan con otros grados que ofrecen conocimientos más técnicos. Sin embargo, llegar a esa conclusión les has llevado décadas a las universidades estadounidenses y eso significa que la modernización de sus programas, debido a las infraestructuras e intereses creados durante años en sus facultades, está siendo más lenta y dolorosa. Es más fácil cambiar cuando eres joven.
Segunda transformación: el cliente es el rey
La segunda de las grandes transformaciones a las que aludíamos al principio del artículo es la creciente demanda de que los estudios de Relaciones Internacionales, sean los de máster, grado o doble grado, estén más orientados a las necesidades de sus clientes. Esta idea tan simple tiene consecuencias muy complejas, porque exige un cambio profundo de mentalidad. Además, los centros académicos tienen que empezar a comprender que sus clientes son de tres tipos: los alumnos nacionales, los alumnos extranjeros y los empleadores nacionales y extranjeros.
Una de las implicaciones de esto es que deberían preguntarse por qué los programas de Relaciones Internacionales tienen que ser casi idénticos en todas las localizaciones en vez de aprovechar algunas de las fortalezas de las culturas y los Estados donde se imparten. Es decir, como bien plantean muchos estudiantes foráneos, un programa de Relaciones Internacionales en México o Argentina debería, por ejemplo, dar mayor importancia a los asuntos latinoamericanos y facilitar el aprendizaje o el perfeccionamiento del español a los extranjeros en vez de impartirse únicamente en inglés.
Un listado detallado de las universidades españolas que imparten dobles grados en Relaciones Internacionales. Desde la duración de los estudios y los idiomas ofertados hasta el número de plazas y otros datos de interés.
Un listado detallado de las universidades españolas que imparten dobles grados en Relaciones Internacionales. Desde la duración de los estudios y los idiomas ofertados hasta el número de plazas y otros datos de interés.
Otra implicación es que tienen que empezar a analizarse con cuidado los números de inserción laboral de los alumnos por destinos y sectores, el tiempo en el que el salario del estudiante le permite recuperar la inversión realizada en sus estudios y las estadísticas que indican su satisfacción respecto a ellos. Todas esas cifras deben desatar consecuencias directas sobre los programas, sus coordinadores y los profesores que imparten las asignaturas.
Además, deberían potenciar los acuerdos con las empresas e instituciones donde se realizan las prácticas en vez de sentarse a esperar que los estudiantes las encuentren por sí mismos en un mercado laboral muy azotado. Esto se traduce en que los centros de educación superior tendrán que establecer alianzas no solo con actores locales, sino también con empresas e instituciones internacionales. Aquí es vital evaluar la satisfacción del estudiante con sus prácticas a corto plazo (¿me han resultado útiles?) y a medio plazo (¿me ayudaron aquellas prácticas a encontrar mi primer empleo?).
Lo que se plantea en los dos párrafos anteriores provocará, llevado a su máxima expresión, una transformación considerable de los departamentos de prácticas de las universidades y la conversión del perfil de sus profesionales, enclavados tradicionalmente en tareas administrativas, en algo más próximo al de los consultores de recursos humanos o headhunters, que es lo que las empresas y los alumnos les demandan. Esto podría ir ligado a incentivos que los animen no solo a gestionar o tramitar los contactos que tienen o les llegan solos, sino a identificar nuevas oportunidades y perfiles, rastrear nuevas alianzas como auténticos comerciales y responder mejor a las necesidades de sus clientes.
En un sistema orientado a que los títulos de Relaciones Internacionales sean relevantes para estudiantes y reclutadores, el papel de los profesores y el de las redes de antiguos alumnos debería cambiar. Entre los docentes, incluso en las universidades, no solo deben encontrarse sobre todo académicos o investigadores de think tanks, sino muchos más profesionales de otros ámbitos que ayuden a orientarse a los estudiantes identificando las habilidades y conocimientos técnicos que se demandan en sus sectores e incluso ofreciéndoles, por qué no, oportunidades laborales o de prácticas.
También parece claro que, como mencionábamos antes, las asociaciones de antiguos alumnos tendrían que jugar un papel mucho mayor a la hora de aportar relaciones, contactos y experiencias a los estudiantes que van a salir al mercado laboral.
Otra de las ventajas de haber llegado tarde a los estudios de RR II en España y buena parte de Latinoamérica es que la salida de los estudiantes al mercado laboral es relativamente reciente y que las redes sociales y el big data abren nuevas puertas impensables hace años. Eso significa que se pueden construir asociaciones fuertes, auténticas comunidades de antiguos alumnos, y que mantenerse en contacto con ellos y la información sobre sus trayectorias y paraderos es infinitamente más accesible que si, como ocurre en Estados Unidos, muchos programas hubieran sobrepasado los 30 años de vida.
‘Pequeños’ cambios
Más allá de esas dos grandes transformaciones, existen cambios más pequeños que muchos antiguos alumnos de los másteres y grados en Relaciones Internacionales creen que deberían aplicarse con intensidad. Uno fundamental afecta a la enorme importancia que está adquiriendo la gestión de proyectos y presupuestos en entornos multiculturales en sus carreras profesionales y a la escasa atención que recibió en sus programas académicos.
Esa gestión de proyectos y presupuestos no tiene nada que ver con los trabajos en equipo tradicionales, sino con diseñar iniciativas más complejas donde intervengan profesionales de distintos perfiles académicos y orígenes.
Un ejemplo podría ser fundar una pequeña empresa que incluya la participación de los alumnos de diferentes programas académicos vinculados con las Relaciones Internacionales (como los dobles grados en RR II y Derecho, Comunicación, Administración y Dirección de Empresas, Traducción e Interpretación, etcétera) y que cuente con la especial participación de estudiantes extranjeros. Esas actividades podrían complementarse con conocimientos sobre liderazgo y gestión de equipos y también otros más básicos de protocolo sobre cómo deben dirigirse a sus interlocutores en culturas distintas a las de Occidente.
Un listado detallado de las universidades españolas que imparten másteres en Relaciones Internacionales. Desde la duración de los estudios y los idiomas ofertados hasta el número de plazas y otros datos de interés.
Un listado detallado de las universidades españolas que imparten másteres en Relaciones Internacionales. Desde la duración de los estudios y los idiomas ofertados hasta el número de plazas y otros datos de interés.
Otro cambio tiene que ver con la transparencia de los datos de inserción laboral por sectores y de las estadísticas de satisfacción de los antiguos alumnos. Tanto las empresas que inscriben a sus profesionales en los programas como los futuros estudiantes, sean de grado o postgrado, quieren tener la capacidad de comparar la oferta académica de distintos centros y tomar una decisión informada. Esta reforma no afecta, por supuesto, en exclusiva al ámbito de las Relaciones Internacionales.
Algunos antiguos alumnos también consideran que sería necesario implementar más dobles grados de Relaciones Internacionales entre universidades de culturas y países distintos (se cursaría la mitad de programa en cada localización). Eso permitiría una inmersión mayor en otras culturas e idiomas, ampliar las redes de relaciones transnacionales que les serán útiles más adelante y que los estudios en el extranjero impliquen un nivel de exigencia similar en los dos centros.
Ha dejado de ser aceptable que en algunos programas de intercambio los niveles de exigencia desciendan dramáticamente en el país de destino en comparación con los del centro de origen y también ha llegado el momento de romper la endogamia de los centros y de evitar que un estudiante se mantenga dentro de los estrechos límites de una metodología académica como podría ser, por ejemplo en Europa, la tradición continental o la anglosajona. Se buscan mentes abiertas, adaptables, flexibles. Como el mundo que les espera.
Artículo de Gonzalo Toca publicado el 02 junio 2016 en www.esglobal.org  

martes, 8 de mayo de 2018

ARIGlobal: La divisoria geopolítica de las relaciones diplomáticas entre China y el Caribe



Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global



Mirna Yonis * 



El reciente anuncio de la Cancillería de la República Dominicana sobre la ruptura de relaciones diplomáticas con Taiwán y el inicio de relaciones diplomáticas con la República Popular China, es una buena excusa para reflexionar sobre la relación de los países del Caribe y su relación con los centros de poder de la geopolítica mundial.

El Caribe es una región diversa,  de cuya complejidad  dan cuenta los debates, a los que hemos hecho referencia en otras oportunidades, sobre cómo se define la región Caribe en relaciones internacionales. La historia, herencia colonial y el juego geopolítico forman parte de los procesos más contemporáneos de las relaciones internacionales de esta región.

El juego geopolítico en el Caribe en el siglo XX, después de la segunda guerra mundial pareció marcado primero por la redefinición de la  presencia europea y de Estados Unidos en la zona, situación que cambió en la década de los sesenta con las protecciones y alianzas generadas a partir de la Revolución Cubana con Rusia. La presencia de China en esta región emerge al compás de los cambios en la geopolítica mundial y de la propia China en los años 90.

La existencia de dos países (República de Taiwan y República Popular China) que reclaman la legitimidad de ser China plantea disyuntivas protocolares para las relaciones internacionales, puestos que sus posiciones excluyentes condicionan la posibilidad que la comunidad internacional pueda tener relaciones diplomáticas con ambos estados de manera simultánea. Esto genera a su vez restricciones en las relaciones económicas y culturales. La ONU, luego de una larga negociación, lo resolvió asignando a la República Popular China el puesto de miembro no permanente en 1971, dejando en suspenso el estatus político de Taiwán.

De la veintena de países que sostienen relaciones diplomáticas con Taiwan, la mitad están en América y la mayoría son de Centroamérica y  el Caribe Insular. Esta correlación va cambiando con los anuncios de establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular de China, por parte de Costa Rica (junio 2007), Panamá (junio 2017)  y Rep. Dominicana (mayo 2018).  Lo que deja en saldo favorable en relaciones diplomáticas con Taiwan a: Belice, Haití, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Paraguay, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas. En el resto de los países, la representación de intereses de Taiwan recibe otras denominaciones: Oficina Comercial y Cultural, Oficina de Enlace, entre otras.

Si bien el número de misiones diplomáticas es relevante, hay otros aspectos en este cambio en la presencia geopolítica de China. Para el Caribe, como para el resto de América Latina, si bien las variables de la cooperación económica y cultural y en el sistema crediticio son atractivos,  en términos generales, la relación comercial es asimétrica y desigual.

El ascenso de las relaciones de China con la región del Caribe (en sus expresiones de Caribe Insular y Gran Caribe) se refleja en la generación de varios mecanismos multilaterales de diálogo y cooperación:

Foro Ministerial China-CELAC. El Primero se realizó en 2015 en Beijing, el Segundo en Santiago de Chile, Enero 2018. En el marco de este Foro se desarrolló el encuentro China-CARICOM a través del COFCOR, presidido por la Canciller de Barbados, la Senadora Maxine McClean, el cual sirvió de acercamiento para un mecanismo más formal que celebrará reunión a fines de 2018: el Foro de Cooperación Económica y Comercial China-Caribe.

La Asociación de Estados del Caribe (AEC) como organización del Gran Caribe que reúne los grupos regionales de CARICOM, Centroamérica, los Tres continentales y los No agrupados, en su reciente reunión ordinaria de Consejo Ministerial, celebrada en la Isla de Margarita (marzo 2018) y de la II Conferencia de Cooperación de la AEC contó como país invitado especial a China. “Estamos dispuestos a ampliar la coordinación con los países del Caribe y promover el desarrollo sostenible en el marco de nuestras relaciones bilaterales”, fue una de las frases que acuñó el señor Yin Hengmin, representante especial del gobierno chino para Asuntos de América Latina y el Caribe.

El caso distintivo es el de Cuba. Desde septiembre de 1960 estableció relación diplomática con la República Popular China, dejando de lado la relación que había sostenido con Taiwan (Formosa). El elemento ideológico estuvo marcado por las distancias de China-Rusia, pero en términos diplomáticos la relación fue estable. A partir de 1988 se fortalece con la creación de la CMIREC (Comisión Mixta Intergubernamental para las Relaciones Económicas y Comerciales). Desde 1999 con los cambios en la política económica y en las relaciones exteriores de China se han generado otros mecanismos de cooperación, crediticia y de inversiones, tributación, joint venture y otras figuras que amparan las relaciones económicas entre ambos países.

Algunos otros aspectos quedan en agenda de seguimiento y análisis. En lo bilateral puede haber elementos particulares, pero en todas ellas la coincidencia es un incremento sustantivo de la presencia económica y cultural de China en el Gran Caribe.

*Profa FACES/ ARIG / EEI
@mirnayonis

China en Celac 

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martes, 1 de mayo de 2018

ARIGlobal: ¿Es posible un aislamiento internacional?



Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global
Luis Angarita*


Esta semana hemos visto como, por un lado, el gobierno ha realizado grandes esfuerzos de normalizar relaciones con España y Panamá, en un esfuerzo de tratar de mostrar una estabilidad en las relaciones con el mundo, mientras que, por el otro lado, la comunidad internacional sigue avanzando en demostraciones diplomáticas de claro rechazo al deterioro de las condiciones de la sociedad venezolana, que atraviesa una crisis generalizada sin precedentes, y con un duro señalamiento al proceso electoral que intenta llevar el gobierno en fecha 20 de mayo.

Luego que la mayoría de los sectores de oposición de la política venezolana decidieran no acudir al proceso, por considerar que esta convocatoria carece de legitimidad, transparencia y condiciones justas para una competencia legítima, la comunidad internacional, sobre todo los países miembros del continente americano, se han pronunciado sobre el desconocimiento de esta convocatoria y hacen un llamado a la recuperación de las condiciones democráticas en Venezuela.

En la reciente Cumbre de las Américas, celebrada en la ciudad de Lima, Perú, la democracia en Venezuela fue objeto de debate de la mayoría de las delegaciones presentes en el foro. Si bien el tema principal era la transparencia en la gestión pública y cómo abordar el flagelo de la corrupción, común denominador de la mayoría de los países de la región, el estudio del caso venezolano fue parte fundamental, ya no sólo como un gesto de solidaridad, sino con una creciente preocupación de crisis que puede generar una ola migratoria hacia los países vecinos,  los cuales no están en la capacidad económica de absorber una cantidad importante de migrantes.

Adicionalmente, la crisis de deuda externa que Venezuela vive desde años recientes, profundizada con el anuncio de renegociación y restructuración del monto por el presidente Maduro en noviembre del año pasado, y con las sanciones administrativas que impiden el acceso a nuevas fuentes de financiamiento, colocan a la economía en la difícil posición de enfrentar los venideros meses, cuando corresponden pagar fuertes sumas de dólares en vencimiento de deudas, con las finanzas nacionales comprometidas.

Según las distintas casas de análisis financiero, hasta los momentos, el gobierno ha dejado de pagar 3.000 millones de dólares en intereses de deuda, mientras que en lo que queda de año, le corresponde pagar por vencimiento de capital, otros 3 mil millones de dólares. El sistema financiero parece no ser una alternativa para renegociar estos pagos en búsqueda de nuevos recursos.

Venezuela,  cuya situación política y económica está sumamente comprometida por las políticas del gobierno, con 5 años de recesión económica, con un período hiperinflacionario con 8.000 % de inflación anualizada, y con la pérdida de más de la mitad de la producción petrolera, se enfrenta a un escenario internacional cada día más complicado, ya que los países vecinos ven como, de continuar en esta situación, la crisis venezolana puede generar una gran desestabilización para toda la región.


*Prof  FACES/ EEI


                                                      Cargando con el pesado legado 

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