Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes
e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y
globales de la UCV. Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas
de la agenda internacional y de las relaciones exteriores de Venezuela que
combina lo interméstico y global
Luis Angarita*
En nuestra historia reciente, nunca
antes Venezuela ha tenido tanta atención de la comunidad internacional,
motivada a la crisis multidimensional que vive nuestro país caribeño. Y, como
es característico de la realidad internacional, los cambios han estado presentes
en cuestiones tan sensibles y doctrinarias como lo es el reconocimiento internacional.
Vinculado estrechamente con conceptos
como el Estado-Nación (paradigma base de las relaciones internacionales) y el
de soberanía, el reconocimiento es
uno de los elementos básicos de la constitución de un Estado; junto a los
componentes de población, territorio y gobierno, los reconocimientos tanto
interno como internacional son parte sustancial en la identificación de un país
como sujeto de derecho internacional y, en medio de este desarrollo, el
principio de autodeterminación los resguarda para determinar sus formas de
gobierno o sistemas políticos, en el concierto de las naciones.
A lo largo del Siglo XX varias
visiones entraron en debate, claramente resumidas en dos posturas en cuanto al
reconocimiento de los Estados y sus formas de gobierno: la llamada Doctrina
Estrada, que reconoce a un Estado sin debatir su legitimidad interna o forma de
gobierno, y la Doctrina Tobar, que condiciona el reconocimiento de un gobierno
si este fue tomado por la fuerza.
La exaltación de los Derechos Humanos
y su participación en el debate de las relaciones internacionales imprime
nuevos criterios y formas de reconocimiento, al punto de ser un requisito sine qua non¸ para la permanencia en
esquemas de integración con la instauración de “cláusulas democráticas” que
condicionan la membresía a la observancia de los principios democráticos y de
Derechos Humanos reconocidos universalmente.
Así pues, el caso Venezuela crea una situación
nueva en materia de reconocimiento. La crisis institucional que se ha generado
en el país coloca a la comunidad internacional en la dilemática situación de
reconocer a Nicolás Maduro, proclamado por un proceso “no democrático” (como ha
sido identificado por toda la comunidad internacional) en observancia al principio
de autodeterminación o reconocer a Juan Guaidó como legítimo presidente
encargado (en interpretación de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela), abogando por la implementación de criterios democráticos y el
respeto de los Derechos Humanos.
Mientras más de 50 países de la
comunidad internacional avanzaron en el reconocimiento de Guaidó, la situación
luce compleja para países que mantienen de manera implícita relaciones políticas
con Maduro y su administración, por cuestiones elementales y básicas de presencia
diplomática y reciprocidad. Se crea entonces la polémica situación de dar
reconocimiento a dos gobiernos para un solo Estado.
Probablemente surgirán nuevas
visiones y nuevas formas administrativas a partir de esta situación. Ya dentro
de la Unión Europea se debate acerca del consenso como forma de acción de su
Política Exterior, ya que pequeños países como Chipre pueden frenar iniciativas
de grandes países como Alemania, Francia o Reino Unido, y restar así fortaleza
a la diplomacia europea. Quizá en el
reconocimiento a Guaidó se puede allanar una ruta política para la resolución
de la crisis institucional, enarbolando las banderas de los Derechos Humanos y
Democracia, ya que esto no es un debate ideológico entre izquierdas o derechas,
sino entre la democracia y libertad versus la tiranía y la barbarie.
*Prof FACES/EEI
Juan Guaidó, presidente (e) de la República de Venezuela,
en su llegada a la ciudad de Bogotá, Colombia para participar en la reunión XI
del Grupo de Lima. Foto: CancilleríaCol