martes, 27 de marzo de 2018

ARIGlobal: Vladimir Putin y el renacer del sentimiento soviético en el siglo XXI

Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global
                                                                         Alfredo Ordoñez*

 Los recientes acontecimientos que se han venido desarrollando como consecuencia de la reelección de Vladimir Putin como Presidente de la Federación de Rusia por cuarta vez, muestran el deseo de la población rusa de sostener un hombre político que representa la imagen y fuerza de lo que en algún momento fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).


El presidente Putin se mantendrá en el poder hasta el año 2024, por lo cual se estima que su accionar en el marco de las relaciones internacionales tendrá mayor fuerza, pues cuenta con el apoyo de una población que le dio el aval para representarlos en el escenario internacional.

La política exterior que ha desarrollado el Kremlin desde la llegada de Putin al poder, ha reflejado el renacer de un sentimiento que se creía muerto en la literatura pero muy vigente en la genética de la población que vivió el mundo bipolar, y que hoy en día recuerda con nostalgia, la época de la Guerra Fría.

Después de la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1991, el mundo quedó tutoreado por los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU) y las potencias de Europa Occidental como Alemania, Francia y Reino Unido, en consonancia con una imagen de multipolaridad. Sin embargo, y a pesar del fuerte impacto que trajo esa nueva dinámica en las relaciones internacionales, el ser soviet se ha mantenido en gran parte de la población de todas las naciones que conformaron la URSS. En algunos casos, por supuesto, es rechazado y negado por la juventud. 

La emblemática URSS se mantiene presente en el Báltico (Estonia, Letonia, Lituania), Asia Central (Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán), el Cáucaso (Georgia, Armenia, Azerbaiyán), en Europa Oriental (Bielorrusia, Ucrania, Moldavia) y en el centro del poder de Eurasia (Rusia).

A pesar de la posición ajena de Ucrania sobre ese sentir, es preciso recordar que en el año 2014, en los conflictos vividos en las principales ciudades del este de Ucrania (Crimea, Donetsk y Luhansk) se observaron manifestaciones pro rusas, lo que implicó una mirada inminente de preocupación por parte de las naciones occidentales, principalmente de la Unión Europea y de los EE.UU, por el renacer de un sentir de poder con futuras connotaciones geopolíticas importantes para el escenario internacional, y que con la reelección de Putin se perciben con mayor fuerza.

¿Qué se puede esperar en la dinámica de las relaciones económicas?

Lo cierto es que detrás del foco de la cámara, los Estados siempre han logrado a través de la historia, establecer un equilibrio geopolítico en el escenario internacional. Rusia suministra casi el 40% del gas que consume Europa Occidental por lo que, a pesar de las sanciones económicas que se le han impuesto, el Kremlin está en capacidad de ejercer presión, pues a pesar de los grandes avances en el uso de energía limpias, todavía los hidrocarburos (petróleo y gas) satisfacen aproximadamente, más del 70% del consumo energético mundial. 

De acuerdo con la Organización Mundial del Comercio (2017), se estima un crecimiento del 3% de la economía mundial, lo que implicará seguramente un incremento del consumo de energía, y más cuando hay perspectivas de crecimiento como el caso de China y la India (6% y 7%, respectivamente), la Unión Europea y los EE.UU (2% y 2%, respectivamente), África (2%), y América Latina (1%). En tal sentido, y tomando en cuenta las discrepancias que se generan en el seno de la Organización de Países Exportadores de la Petróleo (OPEP), Rusia jugará sus fichas para incidir en el mercado energético y en el sistema financiero.

Vladimir Putin logró una alianza energética con la República Popular China, que le garantiza un mercado seguro por muchos años, y más cuando el Presidente Xi Jinping también fue reelegido hace pocos días como líder político de la nación asiática. Adicionalmente, Rusia, como parte de las economías denominadas BRICS, en donde Brasil, India, China y Suráfrica, considerados como los países más emergentes del planeta, son en esencia las naciones que en la actualidad resultan más influyentes en el escenario económico internacional y por ende, son considerados destinos atractivos para las Inversiones Extranjeras Directas (IED).

Finalmente, la situación problemática que se presentó en Ucrania y la participación militar rusa en territorio sirio es el reflejo de un sentir que se ha mantenido vivo y nostálgico desde el ámbito del poder político y militar. Indudablemente, es imposible que se pueda refundar la URSS ante un sistema global donde la democracia juega un elemento clave de legitimidad para optar al poder, pero lo que sí es factible es el renacer de movimientos nacionalistas pro rusos que puedan alterar el orden de la región europea oriental y del mismo Cáucaso, lo que traería fuertes implicaciones para las inversiones de los EE.UU en la zona y el rechazo absoluto de Europa Occidental.

*Prof FACES/ ARIG/ Economía
  @alf_ord    




                                                      Imagen extraída de http://aniversario.elpais.com/putin/.


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martes, 20 de marzo de 2018

ARIGlobal : ¿Intervencionismo? La amenaza conveniente



Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global


Lucía Galeno *



A partir de las experiencias del pasado reciente, cuando a finales de los años ´80 y principios de los `90, el continente experimentó los últimos episodios de las intervenciones armadas estadounidenses, iniciadas a principios del siglo XX, existe un tajante rechazo y desconfianza de los gobiernos y, en general, de la comunidad latinoamericana y caribeña ante cualquier posibilidad de intervención extranjera en la región. El fenecer de la Guerra Fría, aún evoca los malos recuerdos de Granada (1983), Panamá (1989) y Haití (1994).

Podría decirse que todos aquellos eran gobiernos no democráticos, por lo que la intervención foránea contribuyó a la transición hacia lo constitucional. No obstante, el sólo hecho de pensar en la ocupación momentánea del suelo patrio por fuerzas extranjeras, convierte la acción en algo indeseable por la mayoría, dados los estragos propios de una operación de este tipo, en la que predomina el uso de la fuerza.

En el actual orden internacional, pese a la existencia de gobiernos dictatoriales, forajidos, violatorios de los DDHH y que constituyen verdaderas amenazas a la paz y estabilidad mundial, las intervenciones armadas están cada vez más lejos de ser una opción para la solución de conflictos y crisis que aquejan a los países y sus relaciones. En la lenta pero sostenida evolución del Sistema Internacional, una intervención militar resulta cada vez más costosa, tanto desde el punto de vista económico como político.

Si bien, siguen ocurriendo intervenciones de este carácter, son cada vez más esporádicas y resultante de condiciones muy específicas en las que la seguridad internacional pareciera estar comprometida, como por ejemplo, las intervenciones en países cuyos gobiernos se les ha vinculado con el terrorismo. Siendo así, aunque, no se requiere de un consenso para la puesta en práctica de una intervención militar, ésta debe, por lo menos, no presentar mayor oposición real a su ejecución. Por el contrario, ahora se inscribe en el rango de acciones conjuntas, institucionales, tendientes a defender y preservar el sistema democrático y la estabilidad regional o mundial.

Lo interesante viene a ser el papel que juega la posibilidad de una intervención armada, por más remota que sea, en el discurso y política de defensa de los gobiernos autoritarios, trasgresores de las normas internacionales. Sin ningún tapujo, manipulan con la idea o amenaza de una intromisión extranjera en sus asuntos “internos y soberanos”, para no permitir que los factores reguladores pertenecientes a la institucionalidad y comunidad internacional participen en la denuncia, investigación y esclarecimiento de aquellos casos en los que se advierte, se están violando las normas del ordenamiento jurídico supranacional y se procure su cumplimiento. Todo lo contrario, se escudan en la supuesta intervención para impedir a toda costa ser supervisados y sancionados.

De acuerdo a lo anterior, en una sentencia del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, éste señala que “El principio de no intervención supone el derecho de todo Estado soberano de llevar sus asuntos sin interferencia exterior”, pero también aclara que: “La intervención prohibida debe recaer sobre materias respecto de las cuales cada Estado puede, por el principio de soberanía del Estado, decidir libremente. La intervención es ilícita cuando son usados métodos de coerción respecto de tales elecciones, las cuales deben permanecer libres”. Es decir, el principio de no intervención, no escuda el incumplimiento por parte de gobiernos de los DDHH, ni el impedir a la población el libre ejercicio de sus derechos y deberes. 

En este sentido, pareciera que la constante y vociferante denuncia de intervención militar extranjera por algunos regímenes sirve más a los propósitos de quien, en teoría, la padecería, en su afán por evitar ser auditados y a la vez lograr cierta cohesión a su alrededor, que a los intereses reales de quienes, en el papel, serían los ejecutores.

Profa. Cátedra de Historia, EEI-UCV


Llegada de los marines estadounidenses en el aeropuerto de Puerto Príncipe, Haití, 1994.
Fuente: Getty Images


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martes, 13 de marzo de 2018

ALBA en Caracas: artificio y trasfondo



Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global


Mirna Yonis*


El pasado 05 de marzo, el Palacio de Miraflores y el Cuartel de la Montaña, en Caracas, fungieron de escenarios para una nueva edición del formato de reunión cumbre extraordinaria de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América. La naturaleza de las doce delegaciones asistentes es apenas una de las consideraciones para evaluar el impacto de la Declaración final de esta reunión Cumbre de la ALBA en un contexto regional que mantiene en agenda el tema de la Situación Venezuela, pero que a la par concentra atención en otros asuntos del multilateralismo regional.

La matemática diplomática elemental nos permite decir que no estuvieron todos los que son, porque apenas la mitad de los países estuvo representada por su presidente o jefe de gobierno (solo cinco de doce miembros). De la cuota caribeña en la ALBA, solo Dominica estuvo presente con la figura de su Primer Ministro Roosevelt Skerrit,  mientras que el resto de las otras siete representaciones caribeñas acreditó a sus ministros de relaciones exteriores. Emergieron algunos titulares sobre las fisuras de compromiso caribeño hacia el gobierno venezolano. Consideramos que es un reduccionismo inmediatista cuando la ‘realidad’ es más compleja. En estas reuniones del multilateralismo regional, cada una de las partes suma no siempre armónicamente sus intereses particulares y busca converger en los “declarados” intereses comunes.

Es pertinente señalar que los ocho países Caribeños (insistimos más del 50% de miembros ALBA), estuvieron la semana previa junto a sus otros socios regionales en una reunión interanual de mandatarios de CARICOM, que se realizó los días 26 y 27 de febrero en Puerto Príncipe, Haití. La evaluación de las prioridades de la agenda caribeña pasó por los temas álgidos de estos países pero muy particularmente, entre otros, en las fórmulas de la cooperación internacional para el desarrollo, la defensa de su condición diferenciada de países en desarrollo en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la  estrategia regional frente a las secuelas de los huracanes como parte de la estrategia de Resiliencia Climática, y las acciones para defender la posición de los países caribeños frente a los criterios indiscriminados de transparencia que se están aplicando para definir paraísos fiscales.

El tema Venezuela no apareció ni en los discursos ni en las declaraciones de prensa de la CARICOM. Solo la muy puntual y tradicional mención del punto “Asuntos de Fronteras” en el cual reiteraron el apoyo firme e inequívoco de la Comunidad del Caribe para el mantenimiento y la preservación de la soberanía e integridad territorial de Guyana. Y expresaron “su total confianza” en la decisión del Secretario General de la ONU al elegir a la Corte Internacional de Justicia como ‘el medio que ahora se utilizará para la solución de la controversia’ entre Guyana y Venezuela. Esto, en contraposición a la declaración del gobierno de Venezuela de rechazar tal decisión.

Lo intempestivo de esta convocatoria extraordinaria de la ALBA para rendir tributo a la memoria de Hugo Chávez en el Cuartel de la Montaña dejó pocas posibilidades de ser atendida por varios de los líderes caribeños que han mostrado su apoyo incondicional al gobierno de Nicolás Maduro en la esfera regional. Baste mencionar dos ausencias a la cita en Caracas: por una parte, el Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas (Ralph Gonsalves), por estar cumpliendo una visita oficial programada de cuatro días en Surinam; por la otra, el Primer Ministro de Grenada (Keith Mitchell) por estar en el fragor electoral de la última semana de campaña en la que se juega la posibilidad de un quinto mandato.

La Declaración de Caracas que emana de esta reunión extraordinaria de la ALBA constituye un artificio en el que se rinde tributo enunciativo a dos difuntos fundadores del mecanismo (Hugo Chávez y Raúl Castro) y en un mal enjuagado uso de las frases de Simón Bolívar; los embelecos de la diplomacia para mostrar la legitimidad de un régimen que se ha visto cuestionado en otros marcos multilaterales mundiales y regionales.

@mirnayonis



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martes, 6 de marzo de 2018

ARIGlobal: VIVIR COMO FEMINISTA



Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global


María Gabriela Mata Carnevali*





Quién pone en duda la urgencia que sigue siendo el feminismo?
 Falta muchísimo de todo lo que nos hemos propuesto.
¿Vivir como feminista?
¿De qué otro modo puede uno vivir, escribir, pensar?

                                             Angeles Mastreta

Otro 8 de marzo,  Día Internacional de la Mujer. Suele pasar como si nada. Algunas felicitaciones de gente sensible, casi siempre de otras mujeres. Una que otra nota de prensa. Una que otra alusión en un programa de radio o televisión. Y millones de nuestras congéneres en el  país y el mundo todavía padecen de discriminación a causa de su género.  Y lo que es peor, se sienten ellas mismas inferiores a causa de su género. Valga pues la oportunidad para recordar y recordarnos la urgencia que sigue siendo el feminismo.

Falta muchísimo de todo lo que nos hemos propuesto. 

En pleno siglo XXI la mujer continúa siendo víctima de otros y de sí misma. Cuando se analizan estos temas en el ámbito internacional, siempre se menciona en primer lugar la posición de la mujer dentro del Islam, considerada una religión retardataria en este aspecto; pero sería un error imperdonable caer en ese tipo de prejuicio producto de un orientalismo poco crítico.

Desde el punto de vista del discurso feminista islámico, las fuentes del Islam son  incluso promotoras de la igualdad de género. Sin embargo, el mensaje de la equidad entre hombres y mujeres ha sido opacado por la interpretación predominantemente masculina que se ha hecho de las fuentes. Por eso, las propuestas de los movimientos feministas islámicos establecen tres ejes de acción urgentes: la re-lectura de las fuentes sagradas, la historicidad de las fuentes y la clara demarcación de lo permanente y lo temporal del discurso sagrado.




En todo caso, la violencia en contra de la mujer no es exclusiva de la cultura musulmana. La mayoría de los abortos en el mundo son de niñas. Si las dejan nacer, no siempre pueden ir a la escuela. La costumbre dice que  han de quedarse en casa para ayudar a criar a sus hermanitos ¿Para que le serviría si su futuro es casarse más temprano que tarde, a veces antes de los 15? Por otra parte,  se estima que el 35 por ciento de las mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su compañero sentimental o violencia sexual por parte de una persona distinta a su compañero sentimental en algún momento de su vida.  Una de cada seis es víctima de violación en los países industrializados.  Y  se sabe que la participación femenina en la vida pública sigue siendo minoritaria. Las mujeres tenemos acceso limitado a posiciones de influencia y poder y en no pocos casos obtenemos menores ingresos que los hombres desempeñando el mismo trabajo.

Otra forma particular de violencia es la que se ejerce sobre las mujeres durante los conflictos armados.   Las mujeres y sus hijos son las principales víctimas de la guerra, no sólo por el maltrato físico del que pueden llegar a ser objeto, sino porque la mayoría de las veces se ven obligadas a dejar sus hogares en condiciones muy precarias.     Setenta por ciento de los refugiados en el mundo son mujeres.

Todas las formas de violencia contra la mujer constituyen violaciones a los derechos humanos y hay que luchar por superarlas. Por lo tanto, vivir como feminista no es una alternativa, es una necesidad ¿De qué otro modo puede uno vivir, escribir, pensar?

Debemos presionar para que se refuercen en las legislaciones nacionales sanciones penales, civiles, laborales y administrativas para castigar la violencia contra las mujeres en los ámbitos público y privado, y promover campañas dirigidas a cambiar las  mentalidades que fomentan tanto el abuso como la sumisión.

Como dijo Koffi Annan,  Ex Secretario General de la ONU en uno de sus mensajes  un 8 de marzo:

“Los derechos humanos no son algo que se pueda dar o quitar por los gobiernos como si se tratara de un subsidio.  No son algo que tenga que ser explicado para cada cultura en forma específica. Son, simple y llanamente, intrínsicos a la humanidad”.

La primera batalla tenemos que ganarla dentro de nosotras mismas.  Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento.