lunes, 5 de julio de 2021

Convocatoria (reprogramada) Defensa de Trabajo de Grado

 Cordial invitación a la Presentación y defensa de TG, el próximo jueves 08 de julio

Convocatoria reprogramada, por decisión unánime del jurado, debido al impacto de la tormenta Elsa en el Caribe, lo que afectó las condiciones de conectividad.














sábado, 1 de agosto de 2020

ARIGlobal: La Diplomacia Digital se diversifica con la Pandemia.




Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes 
e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales
y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos
 temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores de Venezuela 
que combina lo interméstico y global

Mirna Yonis* 


El uso de las TIC y las redes sociales en la cotidianidad de las relaciones internacionales, así como algunos desarrollos conceptuales sobre Diplomacia Digital, Diplomacia Virtual y de la Ciberdiplomacia, forman parte de la Diplomacia del siglo XXI. Las nociones que encontramos en el clásico texto de Harold Nicholson: La Diplomacia -The Diplomacy (1938 en inglés y 1948 en español, con varias reediciones-  son fundacionales en el estudio de la negociación y política exterior de los Estados. No obstante, el desarrollo teórico-conceptual reciente asume la Diplomacia en un sentido polisémico y con múltiples aplicaciones. Esto no deja de ser ampliamente cuestionado por los más formalistas del ejercicio diplomático ‘versallesco’ que también tiene su sentido y especificidades. En nuestra apreciación es relevante asumir el pluralismo conceptual para orientar el estudio, la enseñanza y la práctica del mundo complejo de las relaciones internacionales, más allá de los espacios de los Estados.

La Diplomacia Digital, inicialmente, era asociada a la Twiplomacy, concentrando atención en la narrativa que se tejía con las cuentas en las redes sociales de los líderes de gobierno y personalidades de otras entidades de trascendencia internacional (ONG, Grupos Corporativos, etc.). Reportes e Informes periódicos especializados han permitido a estudiosos de la comunicación y de las relaciones internacionales establecer perfiles y líneas de trabajo. También hemos sido testigos –y en ocasiones usuarios- de los desarrollos de la Diplomacia (Pública) Digital a través de los Portales Web interactivos de las Cancillerías, Oficinas de Jefes de Estado y de Gobierno, las Embajadas Virtuales y las Oficina Virtuales de atención consular. Posiblemente para quienes están en otras rutinas personales y profesionales, sea una novedad el funcionamiento de la Embajada Virtual de los Estados Unidos en Caracas, con sede en Bogotá; pero es necesario destacar un antecedente en 2007, cuando el gobierno de Suecia abrió  una Embajada Virtual en el popular mundo virtual Second Life (Segunda Vida) como parte de una estrategia de Diplomacia Cultural de Suecia.

La Diplomacia Digital es un campo de estudio no solo en lo teórico-conceptual sino también en las aplicaciones prácticas para los procesos de toma de decisiones. Las disposiciones internacionales (convenciones y tratados) sobre relaciones diplomáticas y consulares siguen siendo referencias en el derecho internacional, pero han sido sobrepasadas. Por tanto, es procedente observar las fórmulas, protocolos y prácticas que se han ido generando para dar respuesta a las nuevas realidades. Esto va más allá de abrir cuentas oficiales como usuarios en las redes sociales. Se trata de un medio o recurso, y como tal debe haber claridad en el propósito y objetivos a lograr; vale decir debe estar enmarcado en una estrategia de acción.

La situación de Pandemia Global, declarada por la OMS desde el 13 de marzo ha generado un impacto de múltiples dimensiones en una realidad que de por sí ya era bastante compleja de abordar en materia de relaciones internacionales. El Distanciamiento Social también ha exigido nuevas fórmulas a la Diplomacia (cualquiera sea la acepción que se tome).  En los espacios multilaterales, con agendas y reuniones que tienen todo un procedimiento y cronograma, exigió buscar nuevos mecanismos que fuesen aceptados por la membresía y tuvieran carácter formal. Antes de la Pandemia COVID19, era común observar los debates que se sostenían en el seno de las ONU y de la OEA, o en otros encuentros internacionales; incluso en esas mismas sesiones podía estar incluida la intervención de algún orador de manera remota en videoconferencia. Había un público observador –en vivo y directo-  de lo que se discutía en las sesiones abiertas de estas reuniones. Por el contrario, ahora se trata de nuevas rutinas de reunión virtual, donde los delegados están en remoto conectados a través de una plataforma de comunicaciones, guardando todos los protocolos y exigencias de dichas reuniones, y además transmitidas por los canales de difusión digitales.

La presunción de temporalidad “corta” ha ido cediendo paso a una preparación para la llamada “nueva normalidad”. En nuestra apreciación, la Postpandemia comenzó el 14 de marzo, un día después de declarada la Pandemia Global del COVID19. En este contexto, y sin descartar que en algún momento retornen también los espacios de la presencialidad, es innegable que la Diplomacia Pública Digital y/o Diplomacia Virtual llegó para quedarse. No se trata de una moda, ni un mundo paralelo. Vale la pena señalar algunos ejemplos en lo multilateral. En el plano mundial, se tienen noticias de los preparativos de una singular Asamblea General de las Naciones Unidas en el mes de septiembre, en el marco de la celebración de su 75 aniversario. Pero desde hace varios meses todo el sistema de naciones unidas está trabajando con nuevos protocolos que han permitido, entre otros: las sesiones del Consejo de Derechos Humanos con la presentación de informes de la Alta Comisionada de Derechos Humanos, las sesiones de la Conferencia General de la OMS acordando nuevas directrices de funcionamiento frente a pandemias, las reuniones del Consejo de Seguridad en la elección de los nuevos miembros no permanentes y otros temas de seguimiento. En el plano regional del Caribe, encontramos un destacado número de reuniones virtuales, tanto las de Mandatarios y Jefes de Gobierno, como las de Ministros de Relaciones Exteriores, que forman parte de las sesiones ordinarias de organismos regionales como la OECO, CARICOM y AEC, así como también el desarrollo de encuentros de carácter extraordinario en la coordinación y seguimiento de la emergencia que ha planteado COVID19. Aunque el sector salud, educación y seguridad marcan las prioridades, también se han realizado reuniones virtuales en materia financiera y de turismo. En cualquiera de esas dos dimensiones, se trata de una adecuación de las estructuras operativas del multilateralismo pero también de los ajustes que están realizando cada uno de los gobiernos los países miembros.

A pesar de los ejemplos citados, el seguimiento de este tema obliga a considerar dinámicas de relacionamiento que van más allá de la dimensión gubernamental o intergubernamental. El reduccionismo conceptual es mal consejero y acompañante en tiempos complejos.  Nuevos formatos y nuevas formas de la Diplomacia Digital  y demás categorías conceptuales asociadas- plantea nuevos retos en la agenda de académicos, investigadores, analistas, y decisores en materia de relaciones internacionales.

@mirnayonis 



 

miércoles, 22 de julio de 2020

ARIGlobal: UNIÓN EUROPEA, SOLIDARIDAD Y CONSENSO



Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV. Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores de Venezuela que combina lo interméstico y global

Seny Hernández Ledezma 


La madrugada del día 21 de julio de este año, se recordará como un momento histórico de gran trascendencia para la Unión Europea (UE) debido a la decisión adoptada en el seno de esa organización,  gracias al liderazgo ejercido conjuntamente por la Canciller alemana Ángela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron, en respuesta a la crisis económica originada por la pandemia Covid-19, que ha afectado dramáticamente a varios países de la Unión. El futuro de la UE era incierto y se presumía una inevitable desintegración. La solidaridad y el consenso de todos los Estados miembros fueron los factores decisivos para alcanzar el acuerdo final.   

Tiempo atrás, el 24 de mayo de este mismo año, la Comisión Europea había aprobado un plan de recuperación valorado en 750.000 millones de euros (US$825.000 millones) para ayudar a los países de la UE a enfrentar la crisis desatada por el coronavirus. De esa cantidad, 500.000 millones iban a desembolsarse en forma de subvenciones a fondo perdido y 250.000 como préstamo. El plan de la Comisión, denominado “Next Generation EU”, necesitaba el respaldo de los 27 Estados miembros para salir adelante, lo cual-según información transmitida por la BBC- representaba un cambio significativo en la dinámica de las negociaciones asumida por el Gobierno alemán, quien siempre había descartado  la idea de la “mutualización de la deuda”; es decir, que fuera el bloque quien la asumiera y no los países individualmente. Todo esto implicaba un conocimiento profundo de la situación, una claridad mental extraordinaria y un estilo original de enfrentar los problemas para buscar respuestas satisfactorias.

¿Quién ganaba? ¿Quién perdía? ¿Cómo hacer para que todos ganaran? El pensamiento de Ángela Merkel resultó convincente, incluso para los mismos alemanes, como pudieron expresarlo a través de unas encuestas que se aplicaron a los ciudadanos: sin descartar la influencia de la solidaridad ante la pandemia en el debate alemán, el pensamiento holista se impuso y esto significa estratégicamente, estabilizar la economía de todos, fomentar el mercado interior europeo y salvaguardar el euro. Mientras la Canciller alemana piensa sí, ella considera, observa y calibra la necesidad de impulsar la economía alemana y repite en sus intervenciones para que penetre en todos los discos duros de quienes le rodean:   "Alemania solo prospera cuando la UE prospera".

En la madrugada del 21 de julio, como hemos dicho, los miembros de la UE llegaron al acuerdo final a través del cual se creaba un fondo multimillonario de recuperación económica, para contrarrestar los efectos de la pandemia del coronavirus y así, enfrentar la recesión más profunda que hubieran vivido. La BBC informa ese mismo día: “El fondo asciende a 750.000 millones de euros (alrededor de US$860.000 millones), y consiste en US$445.000 millones de subvenciones y US$410.000 millones de préstamos a bajo interés”. 

La reacción del presidente español, Pedro Sánchez, fue muy elocuente: es “un gran acuerdo para España y un gran acuerdo para Europa, no le quepa duda de que hoy se ha escrito una de las páginas más brillantes de la historia de la UE”. Y la Canciller Merkel respondió: “Europa ha demostrado en esta situación ser capaz de actuar”.

En total, más de 90 horas de negociaciones. Todo un aprendizaje de gobernabilidad democrática.

Profesora de la Escuela de Estudios Internacionales. FACES-UCV
sh26587@gmail.com



La Canciller alemana Ángela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron

Fuente: Bolsamania.com: 18 de mayo de 2020Añadir título







miércoles, 8 de julio de 2020

ARIGlobal:UNA AMBICIOSA RUTA DE LA SEDA


Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores de Venezuela que combina lo interméstico y global

Horacio Arteaga



La ruta de la seda suscita  evocaciones poéticas,  provenientes de una historia milenaria. Fue una red de caminos de comercio, que se extendía por todo el continente asiático  conectando a China con Mongolia, India, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África. Se transportaba  una diversidad de productos siendo la seda china el más prestigioso.

Xi Jinpig, presidente de la República Popular de China, decidió retomar el concepto de la ruta de la seda al lanzar en el 2013 una estrategia de desarrollo global con alrededor de un billón de dólares para construir ferrocarriles, puertos y otras infraestructuras  en  numerosos países, a fin de mejorar la conectividad en una escala transcontinental. Surgió “The Belt and Road Initiative” (BRI) o Iniciativa de la Franja y la Ruta, objetivo fundamental de la política exterior china. “Belt”,  parte terrestre, uniría a China con Asia Central, Rusia, Europa y el Mediterráneo; “Road”, parte marítima, uniría las costas de China con Europa y África.

Un proyecto de tal magnitud ha sido objeto de visiones encontradas. Beijing estaría utilizando sus inversiones para consolidar su estatus como potencia global, desarrollar su capital geopolítico y difundir el yuan por  todo el mundo. La ruta no sería más que una calle de sentido único. Los países participantes podrían contraer enormes deudas  al punto de volverse dependientes de China y perder su soberanía al amparo de la “diplomacia de la deuda”.

Al parecer no se han conocido evidencias de daño económico a las naciones receptoras o de excesiva dependencia  a causa de la iniciativa. Más bien las inversiones han tenido un efecto positivo en las economías locales. Para los receptores, el proyecto representa la oportunidad de conectarse con los estados más ricos y por eso los chinos han firmado una cantidad impresionante de acuerdos bilaterales de comercio y desarrollo. El Canciller chino se ufana de que apenas en los últimos 6 años algunos países construyeron su primer puente sobre el mar o su primera autopista, y otros construyeron un puerto logrando el acceso al mar.

Gobiernos occidentales han optado por no sumarse a la iniciativa que favorecería a las empresas chinas, alegando falta de transparencia en los acuerdos que serían “una trampa para la deuda”, y ausencia de estudios de impacto medioambiental. Sin embargo, Italia fue el primer país del G7 en unirse a la ruta, y el principal puerto de Grecia pasó a manos chinas.

Hasta la fecha figuran más  de 100 países en el megaproyecto. En América Latina se han incorporado 10 países, entre ellos Venezuela, como “extensión natural de la ruta marítima”. China ha venido haciendo grandes inversiones en la región y otorgando préstamos de unos 150.000 millones de dólares. “Préstamos corrosivos”, según los Estados Unidos.

La aparición del COVID-19 tendrá seguramente incidencias en el desenvolvimiento  del proyecto. No obstante, Beijing había incorporado otras dos iniciativas a su estrategia  que ahora pueden ser más importantes: La Ruta de la Seda de la Salud y la de la Seda Digital, que permiten la construcción de infraestructura de telecomunicaciones y hospitales.

La determinación de China difícilmente cambiará porque los países en desarrollo seguirán necesitando lo que les está ofreciendo. Seguirán necesitando carreteras, puentes, fábricas. Seguirán necesitando todas la cosas que le habían ofrecido antes de la pandemia y el BRI reorientaría una gran parte de la economía mundial hacia China.  Un  antiguo proverbio chino dice “si quieres ser rico, primero tienes que construir el camino”.

 

Profesor EEI

arteagahoracio@hotmail.com

@Harteaga2013