Espacio de
reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores
vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la
UCV. Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la
agenda internacional y de las relaciones exteriores de Venezuela que
combina lo interméstico y global
Luis Angarita*
Esta semana hemos visto como, por un
lado, el gobierno ha realizado grandes esfuerzos de normalizar relaciones con
España y Panamá, en un esfuerzo de tratar de mostrar una estabilidad en las
relaciones con el mundo, mientras que, por el otro lado, la comunidad
internacional sigue avanzando en demostraciones diplomáticas de claro rechazo
al deterioro de las condiciones de la sociedad venezolana, que atraviesa una
crisis generalizada sin precedentes, y con un duro señalamiento al proceso
electoral que intenta llevar el gobierno en fecha 20 de mayo.
Luego que la mayoría de los sectores
de oposición de la política venezolana decidieran no acudir al proceso, por
considerar que esta convocatoria carece de legitimidad, transparencia y
condiciones justas para una competencia legítima, la comunidad internacional,
sobre todo los países miembros del continente americano, se han pronunciado
sobre el desconocimiento de esta convocatoria y hacen un llamado a la
recuperación de las condiciones democráticas en Venezuela.
En la reciente Cumbre de las
Américas, celebrada en la ciudad de Lima, Perú, la democracia en Venezuela fue objeto
de debate de la mayoría de las delegaciones presentes en el foro. Si bien el
tema principal era la transparencia en la gestión pública y cómo abordar el
flagelo de la corrupción, común denominador de la mayoría de los países de la
región, el estudio del caso venezolano fue parte fundamental, ya no sólo como
un gesto de solidaridad, sino con una creciente preocupación de crisis que
puede generar una ola migratoria hacia los países vecinos, los cuales no están en la capacidad económica
de absorber una cantidad importante de migrantes.
Adicionalmente, la crisis de deuda
externa que Venezuela vive desde años recientes, profundizada con el anuncio de
renegociación y restructuración del monto por el presidente Maduro en noviembre
del año pasado, y con las sanciones administrativas que impiden el acceso a
nuevas fuentes de financiamiento, colocan a la economía en la difícil posición
de enfrentar los venideros meses, cuando corresponden pagar fuertes sumas de
dólares en vencimiento de deudas, con las finanzas nacionales comprometidas.
Según las distintas casas de análisis
financiero, hasta los momentos, el gobierno ha dejado de pagar 3.000 millones
de dólares en intereses de deuda, mientras que en lo que queda de año, le
corresponde pagar por vencimiento de capital, otros 3 mil millones de dólares. El
sistema financiero parece no ser una alternativa para renegociar estos pagos en
búsqueda de nuevos recursos.
Venezuela, cuya situación política y económica está
sumamente comprometida por las políticas del gobierno, con 5 años de recesión
económica, con un período hiperinflacionario con 8.000 % de inflación
anualizada, y con la pérdida de más de la mitad de la producción petrolera, se
enfrenta a un escenario internacional cada día más complicado, ya que los
países vecinos ven como, de continuar en esta situación, la crisis venezolana
puede generar una gran desestabilización para toda la región.
*Prof FACES/ EEI
Cargando con el pesado legado
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