Espacio de reflexión sobre
la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al
postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV. Opiniones,
comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de
las relaciones exteriores de Venezuela que combina lo interméstico y
global
Somos la nota discordante/ los deicidas/ los culpables/ los que tenemos
que pedir permiso para respirar/ para estar/ para ser/ somos los inconvenientes
Ackerman
Ackerman
De las sospechas, no quedaron dudas. Maduro se declaró
ganador en unas elecciones desconocidas por el mundo y la oposición, dispuesto
a todo para perpetuarse en el poder. Viene más aislamiento. Los venezolanos
retenemos la respiración ¿Tiempo de aguante?
En los
pueblos atrasados y dormidos, aquellos que según la definición de Spengler son más Naturaleza que Cultura,
en los llamados pueblos felahs porque
se les compara con aquellos campesinos del Valle del Nilo que habían perdido la
memoria de su pasado y que, sin acordarse de sus reyes y sus potentes
dinastías, trenzaban juncos o recogían la cosecha eventual con que los
obsequiaba el limo fértil después de las grandes crecidas del río, el tiempo no
apremia ni parece correr, pues los seres ignoran como imponerle su voluntad.
En Venezuela, de acuerdo con Mariano Picón Salas
(1987), durante los gobiernos de Castro y Gómez estuvimos “dormidos”, es decir,
tuvimos una dimensión puramente “campesina” del tiempo ya que el “aguante” y no
la voluntad de cambio se adueñó del espíritu de la nación. Sin embargo,
pudiéramos decir que por encima de ese tiempo rutinario e inerte empezaba ya a
soplar un agresivo viento de historia moderna, y no nos referimos sólo a los
cambios que trae consigo el petróleo, que rápidamente desplazó al café y al
cacao como principales productos de exportación, sino al fin de los “regionalismos”
y al nacimiento de una conciencia nacional democrática.
En el
“dividir para reinar” del caudillismo vernáculo se acentuaba todo recelo o
prejuicio regionalista. Monagas favoreció a sus “orientales”, Falcón a sus “corianos”,
Crespo a sus “llaneros”, Castro y Gómez, como era de esperarse, a sus
“andinos”. Los gobiernos subsiguientes a López Contreras (1935-1941) y Medina
Angarita (1941-1945), aunque iniciaron un proceso de reformas, no pudieron deshacerse
de la totalidad de la carga heredada, pero permitieron la consolidación de la “oposición”, cuyo
liderazgo sería el que, con apoyo del pueblo, derrotaría a Pérez Jiménez conquistando
por fin la democracia para Venezuela en 1958 (Rodríguez Gallad, 1980).
Democracia a la
que la “Revolución” pacífica pero armada de Chávez y hambreadora de Maduro ha herido de muerte, desconociendo
todos los derechos ciudadanos, empezando por el derecho a la protesta, al punto
de que el mundo habla ya abiertamente de dictadura y la moral del venezolano
promedio de tanto aguantar palo se resquebraja. El heredero del Comandante
muerto se reeligió fraudulentamente hasta el 2025 ¿Y ahora qué?
Los escenarios
probables dependen mucho de la lectura que se haga de los hechos y la idea que
se tenga del tiempo.
Primera
lectura. Maduro ganó con trampa. El mundo lo sanciona por malo. Muy bien. En efecto, luego
de la farsa electoral del 20 de mayo el mundo se prepara para imponer nuevas
sanciones. El Grupo de Lima, parte del G20, incluido Estados Unidos, y la Unión
Europea no solo no reconocen los resultados, sino que han comenzado a tomar
medidas que van desde la
reducción del nivel de sus relaciones
diplomáticas, hasta la radicalización de las sanciones económicas, todo
lo cual apunta a un creciente aislamiento del país, en un momento en el que ya
no se habla de crisis sino de emergencia humanitaria.
El gobierno que se autoproclama socialista dirá, por
supuesto, que estas sanciones son las culpables de todo. Intentará lavarse el
rostro con una desgastada retórica antiimperialista, recurrirá a sus aliados
estratégicos (Rusia y China) y nosotros esperaremos
con paciencia el cambio inducido desde afuera.
Segunda
lectura. Porque si, el 20 de mayo tiene
otra lectura. Una lectura más optimista en la que el triunfo de la abstención, reconocido
hasta por el ilegítimo CNE, es el triunfo del pueblo. Dada la presión ejercida
desde el gobierno para votar, el triunfo del abstencionismo es una victoria del
pueblo todo, sin diferencias ideológicas, un acto de desobediencia civil, una
suerte de referéndum revocatorio que, en su grandeza, nos insuflará una
voluntad de acción renovada perfectamente combinable con la acción internacional.
¿Con cuál nos
quedamos? ¿De qué forma asumiremos el tiempo por venir? ¿Cómo los felahs, que esperan llegue la divina
crecida del Nilo, se cruzan de brazos o rezan para invocar el milagro del
cambio o como aquellos que a lo largo de
nuestra historia comprendieron que éste hay que construirlo, que el tiempo
puede ser tarea dirigida, creación de conciencia y voluntad que modifica el
letargo, el silencio y la fatalidad?
¡Venezuela,
no te rindas! Se hace camino al andar.
*Profa FACES/ARIG/EEI
Referencias:
Picón Salas, Mariano (1987). “Pueblo e intelectuales” y “El tiempo y
nosotros”.
Comprensión de Venezuela. Caracas:
Coordinación de Información y Relaciones de
Petróleos de Venezuela.
Rodríguez Gallad Irene (1980). Venezuela
entre el ascenso y la caída de la
Restauración Liberal. Caracas: Ediciones AMON.
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