María Gabriela Mata Carnevali*
Las «deserciones» en las FFAA de Venezuela y el
trato y la credibilidad debida a los «desertores» ocuparon un lugar destacado
en las noticias de esta semana a nivel nacional e internacional. Como las
opiniones y la cooperación se construyen fundamentalmente a través del
lenguaje, es menester hablar de significados.
El debate cotidiano de
la política en Venezuela se complica cuando las palabras tienen diferentes
significados para los diferentes actores. La palabra Paz, por ejemplo,
significa una cosa para Maduro y otra para la oposición. Detrás de cada una hay
un trasfondo teórico y mucha Historia. La primera es una paz negativa, que
implica la ausencia de conflicto o violencia directa en el marco de un sistema
que, sin embargo, puede estar signado por la violencia estructural. Es la Pax romana. La segunda es una Paz
positiva producto de la resolución
pacífica de los conflictos inherentes a toda sociedad democrática mediante la
superación consensuada de todo tipo de violencia.
«Deserción», la acción
de desertar, abandonar, dejar, tiene un sentido asociado negativo para los
militares. Implica traición. Y la traición es la peor de las ofensas en las que
se pueda incurrir en un sistema basado en la lealtad. Para la oposición, en
cambio, tiene una connotación positiva. Los «desertores» de las FFAA vendrían
siendo una especie de «héroes». Sin embargo, no todo el mundo lo ve así. Mucho
depende, por supuesto, de quien sea el que dé el paso. Ahora bien, si lo que se quiere es que se
produzca un quiebre en la línea de mando para que los cuerpos de seguridad del
Estado, o al menos una parte de ellos, apoyen la agenda del presidente interino
Juan Guaidó, habría que resaltar, por sobre todas las cosas, el aspecto
positivo de la defección, como bien supo hacerlo el general Carlos Rotondaro en
sus controversiales declaraciones para NT24, al remarcar que su lealtad era
para la Constitución y no para al gobierno, que había prometido inmolarse y se
inmolaría “por la Patria”, pero no por “un gobierno de incapaces y corruptos”.
Todo indica, como
señalan voceros de CODEVIDA y otras personalidades del gremio de la salud, que
él mismo es un corrupto y que a su gestión pueden ser imputadas muchas de las
muertes que enlutan a los hogares venezolanos. Quizás no merezca el perdón
implícito en la ley de Amnistía. Sin embargo, no cabe duda de que su testimonio
ayuda a desenmascarar al régimen ante la comunidad internacional y puede
resultar invaluable en un eventual juicio contra Maduro.
¿Entonces? Nada. Tragar
grueso. Respirar profundo. Cuidar el lenguaje y educar a los medios en este
sentido. Si el objetivo es animar a otros, es necesario limpiar de su
connotación negativa a la palabra «desertores» o sustituirla por otra(s) para
resaltar el aspecto moral implícito en la decisión personal o grupal de los que
optan por las fuerzas democráticas y estar listo para aprovechar cuando esos
momentos se produzcan, bien de manera espontánea en el marco de una protesta o
luego de un proceso complejo de toma de decisiones.
Como se vio en los
acontecimientos recientes, la falta de claridad en el lenguaje en lo tocante a
este punto revela ciertas debilidades estratégicas y puede traer complicaciones
a nivel internacional en el sentido del trato que se aspira se dé a estos
ciudadanos, padres y madres de familia, a la que no solamente no podrán seguir
manteniendo, sino que además colocan en riesgo dada la tradición represora del
régimen madurista. El incidente de los militares con la ACNUR en Cúcuta, que al
final se resolvió con la intervención de la Embajada venezolana, podría haber
colocado la balanza del lado oficialista, causando un grave daño al trabajo de
concientización que las fuerzas del cambio vienen realizando en el seno de las
FFAA, e inclusive al tenor de la alianza con Colombia y las relaciones de
trabajo con la ONU.
Más deserciones pueden
y deben producirse en el ámbito de la administración pública siguiendo el
camino abierto por Luisa Ortega Díaz. Ya debiera tenerse claro cómo se va a manejar lo de la Justicia transicional. En cualquier caso, conviene recordar que
la cooperación (nacional e internacional) se basa en una racionalidad comunicativa, que permanece
pegada a las estructuras mismas del lenguaje y tiene en los procesos de
intersubjetividad de la interacción humana el medio ideal para solventar las
diferencias.
*Profa FACES/ ARIG
@mariagab2016
*Profa FACES/ ARIG
@mariagab2016
Militares venezolanos refugiados en Colombia el
día de su salida. Cúcuta, 23 febrero,
2019. Fuente: EFE
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
El contenido de este blog y todos sus recursos son de uso exclusivo del Área de Relaciones Internacionales Globales y tiene como finalidad promover la difusión de investigaciones de alto nivel académico de los cursantes y profesores del postgrado. Las opiniones expresadas en este blog son responsabilidad de sus autores y no representan necesariamente la opinión de la Universidad Central de Venezuela y sus autoridades.