Espacio de reflexión
sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados
al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.
Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda
internacional y de las relaciones exteriores de Venezuela que combina lo
interméstico y global
Mirna Yonis*
El pasado
05 de marzo, el Palacio de Miraflores y el Cuartel de la Montaña, en Caracas, fungieron
de escenarios para una nueva edición del formato de reunión cumbre
extraordinaria de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América. La
naturaleza de las doce delegaciones asistentes es apenas una de las
consideraciones para evaluar el impacto de la Declaración final de esta reunión
Cumbre de la ALBA en un contexto regional que mantiene en agenda el tema de la
Situación Venezuela, pero que a la par concentra atención en otros asuntos del
multilateralismo regional.
La
matemática diplomática elemental nos permite decir que no estuvieron todos los
que son, porque apenas la mitad de los países estuvo representada por su
presidente o jefe de gobierno (solo cinco de doce miembros). De la cuota
caribeña en la ALBA, solo Dominica estuvo presente con la figura de su Primer
Ministro Roosevelt Skerrit, mientras que
el resto de las otras siete representaciones caribeñas acreditó a sus ministros
de relaciones exteriores. Emergieron algunos titulares sobre las fisuras de
compromiso caribeño hacia el gobierno venezolano. Consideramos que es un reduccionismo
inmediatista cuando la ‘realidad’ es más compleja. En estas reuniones del multilateralismo
regional, cada una de las partes suma no siempre armónicamente sus intereses particulares
y busca converger en los “declarados” intereses comunes.
Es
pertinente señalar que los ocho países Caribeños (insistimos más del 50% de
miembros ALBA), estuvieron la semana previa junto a sus otros socios regionales
en una reunión interanual de mandatarios de CARICOM, que se realizó los días 26
y 27 de febrero en Puerto Príncipe, Haití. La evaluación de las prioridades de la
agenda caribeña pasó por los temas álgidos de estos países pero muy
particularmente, entre otros, en las fórmulas de la cooperación internacional
para el desarrollo, la defensa de su condición diferenciada de países en
desarrollo en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible,
la estrategia regional frente a las
secuelas de los huracanes como parte de la estrategia de Resiliencia Climática,
y las acciones para defender la posición de los países caribeños frente a los criterios
indiscriminados de transparencia que se están aplicando para definir paraísos
fiscales.
El tema
Venezuela no apareció ni en los discursos ni en las declaraciones de prensa de
la CARICOM. Solo la muy puntual y tradicional mención del punto “Asuntos de
Fronteras” en el cual reiteraron el apoyo
firme e inequívoco de la Comunidad del Caribe para el mantenimiento y la
preservación de la soberanía e integridad territorial de Guyana. Y
expresaron “su total confianza” en la
decisión del Secretario General de la ONU al
elegir a la Corte Internacional de Justicia como ‘el medio que ahora se
utilizará para la solución de la controversia’ entre Guyana y Venezuela.
Esto, en contraposición a la declaración del gobierno de Venezuela de rechazar
tal decisión.
Lo
intempestivo de esta convocatoria extraordinaria de la ALBA para rendir tributo
a la memoria de Hugo Chávez en el Cuartel de la Montaña dejó pocas posibilidades
de ser atendida por varios de los líderes caribeños que han mostrado su apoyo
incondicional al gobierno de Nicolás Maduro en la esfera regional. Baste
mencionar dos ausencias a la cita en Caracas: por una parte, el Primer Ministro
de San Vicente y las Granadinas (Ralph Gonsalves), por estar cumpliendo una
visita oficial programada de cuatro días en Surinam; por la otra, el Primer
Ministro de Grenada (Keith Mitchell) por estar en el fragor electoral de la
última semana de campaña en la que se juega la posibilidad de un quinto mandato.
La
Declaración de Caracas que emana de esta reunión extraordinaria de la ALBA
constituye un artificio en el que se rinde tributo enunciativo a dos difuntos
fundadores del mecanismo (Hugo Chávez y Raúl Castro) y en un mal enjuagado uso
de las frases de Simón Bolívar; los embelecos de la diplomacia para mostrar la
legitimidad de un régimen que se ha visto cuestionado en otros marcos
multilaterales mundiales y regionales.
@mirnayonis
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