Espacio de reflexión sobre
la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al
postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV. Opiniones,
comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de
las relaciones exteriores de Venezuela que combina lo interméstico y
global
María Gabriela Mata Carnevali*
Quién pone en duda la urgencia que
sigue siendo el feminismo?
Falta muchísimo de todo lo que nos hemos propuesto.
Falta muchísimo de todo lo que nos hemos propuesto.
¿Vivir como feminista?
¿De qué otro modo puede uno vivir,
escribir, pensar?
Angeles
Mastreta
Otro 8 de
marzo, Día Internacional de la Mujer. Suele pasar como si nada. Algunas
felicitaciones de gente sensible, casi siempre de otras mujeres. Una que otra
nota de prensa. Una que otra alusión en un programa de radio o televisión. Y
millones de nuestras congéneres en el país y el mundo todavía padecen de
discriminación a causa de su género. Y lo
que es peor, se sienten ellas mismas inferiores a causa de su género. Valga pues la
oportunidad para recordar y recordarnos la urgencia que sigue siendo el
feminismo.
Falta
muchísimo de todo lo que nos hemos propuesto.
En pleno siglo XXI la mujer
continúa siendo víctima de otros y de sí misma. Cuando se analizan estos temas en el ámbito internacional,
siempre se menciona en primer lugar la posición de la mujer dentro del Islam,
considerada una religión retardataria en este aspecto; pero sería un error
imperdonable caer en ese tipo de prejuicio producto de un orientalismo poco crítico.
Desde el
punto de vista del discurso feminista islámico, las fuentes del Islam son incluso promotoras de la igualdad de género.
Sin embargo, el mensaje de la equidad entre hombres y mujeres ha sido opacado por
la interpretación predominantemente masculina que se ha hecho de las fuentes. Por
eso, las propuestas de los movimientos feministas islámicos establecen tres
ejes de acción urgentes: la re-lectura de las fuentes sagradas, la historicidad
de las fuentes y la clara demarcación de lo permanente y lo temporal del discurso sagrado.
En todo
caso, la violencia en contra de la mujer no es exclusiva de la cultura
musulmana. La mayoría de los abortos en el mundo son de niñas. Si las dejan
nacer, no siempre pueden ir a la escuela. La costumbre dice que han de quedarse en casa para ayudar a criar a
sus hermanitos ¿Para que le serviría si su futuro es casarse más temprano que
tarde, a veces antes de los 15? Por otra parte, se estima que el 35 por ciento de las mujeres
en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su compañero
sentimental o violencia sexual por parte de una persona distinta a su compañero
sentimental en algún momento de su vida. Una de cada seis es víctima de violación en
los países industrializados. Y se sabe que la participación femenina en la
vida pública sigue siendo minoritaria. Las mujeres tenemos acceso limitado a
posiciones de influencia y poder y en no pocos casos obtenemos menores ingresos
que los hombres desempeñando el mismo trabajo.
Otra forma particular de
violencia es la que se ejerce sobre las mujeres durante los conflictos
armados. Las mujeres y sus hijos son
las principales víctimas de la guerra, no sólo por el maltrato físico del que
pueden llegar a ser objeto, sino porque la mayoría de las veces se ven
obligadas a dejar sus hogares en condiciones muy precarias. Setenta por ciento de los refugiados en el
mundo son mujeres.
Todas las formas de
violencia contra la mujer constituyen violaciones a los derechos humanos y hay
que luchar por superarlas. Por lo tanto, vivir como feminista no es una alternativa, es una necesidad
¿De qué otro modo puede uno vivir, escribir, pensar?
Debemos presionar para que
se refuercen en las legislaciones nacionales sanciones penales, civiles,
laborales y administrativas para castigar la violencia contra las mujeres en los
ámbitos público y privado, y promover campañas dirigidas a cambiar las mentalidades que fomentan tanto el abuso como
la sumisión.
Como dijo Koffi Annan, Ex Secretario General de la ONU en uno de sus mensajes un 8 de marzo:
“Los derechos humanos no son algo que se pueda dar o quitar por los
gobiernos como si se tratara de un subsidio.
No son algo que tenga que ser explicado para cada cultura en forma
específica. Son, simple y llanamente, intrínsicos a la humanidad”.
La primera batalla tenemos
que ganarla dentro de nosotras mismas. Nadie
puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
El contenido de este blog y todos sus recursos son de uso exclusivo del Área de Relaciones Internacionales Globales y tiene como finalidad promover la difusión de investigaciones de alto nivel académico de los cursantes y profesores del postgrado. Las opiniones expresadas en este blog son responsabilidad de sus autores y no representan necesariamente la opinión de la Universidad Central de Venezuela y sus autoridades.