Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de
docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales
y globales de la UCV. Opiniones, comentarios y reflexiones sobre
distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores
de Venezuela que combina lo interméstico y global
Felix Arellano*
Robert Mueller, el fiscal
especial designado para coordinar la investigación de la llamada “conexión
rusa”, es decir, la eventual actuación, bajo espionaje cibernético, de fuerzas
rusas contra la candidatura de la Señora Hillary Clinton, en las pasadas
elecciones presidenciales, acaba de presentar un Informe en el que imputa a 12
espías rusos de realizar la labor de espionaje contra el partido demócrata; la
lista es más numerosa, pero aún no precisa sobre la participación de las altas
esferas políticas rusas, no hace referencia al eventual “Putingate”,
rememorando el Watergate, que dirigió Richard Nixon también contra el partido
demócrata.
Pareciera que sobre la conexión rusa en los Estados Unidos ya empiezan a
aparecer culpables, pero nada se dice del autor intelectual. En el
mundo también se habla de otras conexiones rusas que no han sido
suficientemente investigadas, en consecuencia, no se tiene claridad sobre
eventuales responsables, entre otros, son los casos de: los envenenamientos
ocurridos en el Reino Unido, o las eventuales conexiones rusas en el Brexit (la
salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea), o en el movimiento separatista
catalán en España, o en las tendencias xenofóbicas y euroescépticas en varios
países europeos, como la estrecha vinculación de la Sra. Le Pen de Francia con
los líderes rusos.
Como bien sabemos el
expansionismo forma parte de la idiosincrasia rusa, está presente desde sus
orígenes y ha caracterizado su historia nacional, Cabe destacar que desde Iván
III el Grande, a finales del siglo XV, el expansionismo territorial forma parte
de la esencia de la Rusia imperial. Luego, la camarilla del comunismo imperial,
también buscaba la expansión rusa en el planeta. La caída del comunismo trajo
unos años de introspección, pero el
protagonismo y el liderazgo se mantienen vivos en la dirigencia rusa,
además forma parte de los temas de orgullo nacional.
Ahora bien, el protagonismo y
liderazgo en un mundo global de la IV revolución industrial, exige de unas
fortalezas que no caracterizan la Rusia actual. En la revolución del
conocimiento científico y tecnológico, base fundamental en los procesos
globales, Rusia no juega un papel relevante; empero, el protagonismo y
liderazgo es su obsesión y, como bien sabemos, las obsesiones mal encausadas
son peligrosas; también se puede lograr protagonismo destruyendo y en nuestros
días es un lugar común decir que “Rusia
juega al caos, buscando algún beneficio”
Actualmente el populismo
autoritario que lleva varios años gobernando en Rusia ha asumido el liderazgo y
protagonismo internacional como una de sus banderas fundamentales, el
renacimiento de un equivocado orgullo nacionalista expansivo. En tal sentido,
encontramos una activa presencia rusa, en primer lugar, tratando de retomar lo
que considera son sus espacios naturales, de allí la gran preocupación de sus
vecinos, entre otros, se ha anexado parte de Ucrania (Crimea y Sebastopol),
establece enclaves coloniales en Abjasia y Osetia en Georgia y mantiene bajo
amenaza los países bálticos. Al respecto, el Presidente de Ucrania alertaba sobre el expansionismo y la agresión rusa,
que desprecia las normas del derecho internacional y aspira
destruir la arquitectura de la seguridad europea.
Pero la obsesión de protagonismo
y liderazgo del gobierno ruso es global y lo encontramos actuando muy
activamente en otras áreas como el medio oriente, particularmente en Siria;
participando en un eje con Irán y Turquía. En la estrategia de búsqueda de
beneficios a escala global y, en el marco de su estrecha relación con Irán, no
está muy claro su apoyo a movimientos terroristas como Hámas y Hezbollah. En
Asia, si bien ha tratado de mantener un cuidadoso equilibrio con China, por ser miembro permanente del Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas, ha tratado de involucrarse en la mayoría de
los conflictos.
También en nuestro hemisferio
se está evidenciando el activismo ruso y de nuevo pareciera que juega al caos,
a ver qué beneficios puede lograr, de hecho aparece vinculado a gobiernos
autoritarios, con graves expedientes de violación de los derechos humanos,
destrucción de institucionalidad democrática y clara actitud cuestionadora de
la normativa internacional como son: la dictadura cubana y los gobiernos de
Nicaragua y Venezuela
En particular las relaciones con
el proceso bolivariano venezolano se presentan formalmente estrechas, con
bastantes negocios, particularmente de armas y muy poca transparencia y
legalidad.
El proceso bolivariano sueña que Rusia pueda jugar el papel de mecenas
que no ha logrado con China, y esto le viene muy bien a la
estrategia del caos ruso, que se está logrando espacios con las posturas
agresivas de Donald Trump, frente a Europa, particularmente contra la OTAN;
también aprovecha la amplia agenda de problemas que está enfrentando la Unión
Europea, para propiciar su desintegración y con los populismos autoritarios latinoamericanos
logra aliados para expandir el caos y avanzar en su añorado protagonismo y
liderazgo. Pero que no crea el proceso bolivariano que el autócrata ruso tiene
la capacidad y menos la voluntad de enfrentar los graves problemas venezolanos,
todo lo contrario su habilidad es la destrucción…
Prof FACES/ ARIG/EEI
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