martes, 17 de octubre de 2017

ARIGlobal: Postverdad y noticias falsas en el escenario internacional












Johanna Pérez Daza *

         Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global

        La búsqueda de inmediatez y primicia por encima de cualquier criterio de comprobación y verificación afecta no solo al periodismo y los sistemas informativos, sino que parece ser virus de rápida y extensa propagación en el ámbito internacional donde se privilegian aspectos superficiales y llamativos, mientras se sacrifican en el altar de la sociedad contemporánea (líquida, red, del espectáculo, de la información) valores, principios y preceptos (veracidad, objetividad, pluralidad, diversidad…) que hasta hace poco eran enaltecidos y procurados, al menos como utopía y anhelo.

Con facilidad caemos en trampas y provocaciones conducidos por la soberbia ciega de quienes creen que acaban de inventar la rueda o la palanca, sin detenerse a contemplar su presencia y funcionalidad pretéritas. Las tentaciones son múltiples, creemos, por ejemplo, que determinada terminología –generalmente rebuscada y ostentosa- acaba de salir del horno y se adapta a nuestras necesidades expresivas por lo que las adoptamos y nos apropiamos de ella, sin profundidad ni perspicacia. Tal es el caso de términos como postverdad y noticias falsas (fake news), los cuales han ganado relevancia en los últimos años, aunque algunos consideremos que son neologismos usados para referirnos a viejos conceptos como la mentira, la tergiversación, el falseamiento de datos y la confusión informativa inducida y estratégicamente orquestada. 

La postverdad llegó incluso a convertirse, en 2016, en la palabra del año según el 'Diccionario Oxford' asociándose con acontecimientos como el 'Brexit',  la victoria de Donald Trump y otros sucesos donde la incidencia de las emociones en la opinión pública sobrepasan las expectativas lógicas.

Desde el ámbito informativo, el escenario internacional se caracteriza por tensiones y choque de intereses que devienen, frecuentemente, en enfrentamiento entre distintos actores. Los medios de comunicación no son la excepción. En este sentido, recientemente El Washington Post se dedicó a la tarea de cuantificar las mentiras dichas por el presidente estadounidense. El estudio concluyó que 78% de las cosas que dice Trump son falsas, con un promedio de 4,6 mentiras al día.

A partir de estas y otras confrontaciones el presidente Trump ha decidido valerse de sus propios recursos para librar la que ha sido calificada como su primera guerra “contra los medios” creando plataformas y medios para transmitir sus propias noticias, este es el caso de un informativo para Internet lanzado en agosto de 2017 para combatir a los medios tradicionales y sus “noticias falsas” y que ha sido bautizado por la prensa estadounidense como “Trump TV”. El polémico noticiero ha sido comparado con las estrategias propagandísticas de Corea del Norte. Como en otros casos, todo depende desde dónde y cómo se mire.

En países como el nuestro proliferan informaciones sobre triunfos electorales, versiones contrapuestas sobre las libertades fundamentales, la democracia y los derechos humanos, entre otros temas que han sido especialmente tratados para generar desinformación y confusión en la opinión pública doméstica e internacional. Los métodos se reinventan y actualizan, haciendo necesario alertar a los ciudadanos, prevenirles y exhortarlos a dudar, confrontar y contrastar, como acciones imprescindibles en la sociedad actual

*Profa FACES / ARIG
@PerezDaza



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