martes, 11 de abril de 2017

ARIGlobal: Venezuela en la mirada internacional

                                                                  


Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV. Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores de Venezuela que combina lo interméstico y global

Johanna Pérez Daza*   



            Desde México me preguntan, vía redes sociales, cómo saber lo qué ocurre en mi país. En plena era digital enmarcada en la Sociedad Red, esta preocupación debería estar de más, entendiendo que la información se comporta como un bien sin fronteras, ubicuo y accesible. Sin embargo, la aldea global avizorada por McLuhan nos presenta desafíos vinculados al poder y sus ramificaciones, como las añejas discusiones sobre quién controla los medios de comunicación y quién impide la divulgación y libre circulación de la información. En este escenario, informar e informarse no es tarea sencilla, especialmente en escenarios tan complejos como los que vivimos en Venezuela, donde diariamente se reafirma la premisa: información es poder.

La crisis económica, política y social que atravesamos tiene, entre otras, una arista mediática y comunicacional que incide en la opinión pública doméstica e internacional. Más allá de los marcos institucionales existentes y activados (la comunidad internacional, los organismos multilaterales, los mecanismos de integración y cooperación regional) los ciudadanos de otros países también demandan información veraz y oportuna sobre los acontecimientos que afectan a otras naciones, especialmente aquellas a las que los unen nexos históricos, geográficos y culturales. La mirada de quienes desde otras latitudes buscan estar informados sobre el país incluye también a los venezolanos que han emigrado y les urge conocer lo qué afecta a sus familiares y amigos.

Ahora bien, dónde recurrir para encontrar estos insumos informativos que permitan formarse una opinión argumentada es un reto ante los numerosos vicios y deformaciones que cercenan la libertad de expresión dentro y fuera del país, entre los cuales encontramos presiones a los medios de comunicación, desinformación e infoxicación, autocesura, bloqueo de sitios web, agresiones y violencia contra periodistas, reporteros gráficos y trabajadores de la prensa,  así como una agresiva estrategia comunicacional gubernamental que busca copar el paisaje mediático con contenidos propagandísticos, programación gubernamental, bots y laboratorios de información.

Ante esto las redes sociales y los medios digitales se visualizan como opciones, convirtiéndose en la bitácora donde los usuarios registran y denuncian, recogen y buscan información, siendo una ventana donde mirar y mirarnos. En este sentido, cada timeline es una suerte de medio que permite seguir los acontecimientos, especialmente desde el exterior donde no hay contacto directo con la realidad real que se proyecta al ciberespacio del cual es extensión, pues el país virtual se alimenta de la cotidianidad, los problemas y demandas de un importante sector de la población venezolana. Aunque no hay que obviar los riesgos, trampas y excesos que esto conlleva.

            No obstante, y pese a su impacto, esta dinámica debe ser ponderada con equilibrio y sensatez, cautelosos ante posiciones extremas que reducen el país a la realidad virtual, olvidando que casi una mitad de la población venezolana no tiene acceso a Internet, mientras que la otra mitad cuenta con conectividad de baja calidad y alto costo, con una de las velocidades de conexión más lentas del continente y la amenaza latente de regulación y control. Vale preguntarnos, ya sin ingenuidades, si esto es casual  ¿A quién conviene entorpecer y limitar el acceso a la información desde y sobre Venezuela? Son aspectos centrales que deben tener en cuenta quienes desde el exterior buscan información.

La preocupación y solidaridad internacional expresada por distintos países y organismos requiere ser complementada con la difusión de informaciones que muestren la grave crisis que atraviesa el país y que tiende a agudizarse con las recientes agresiones a las manifestaciones y marchas de oposición, violaciones de derechos humanos y restricciones a la democracia que arrecian en un país que histórica y tradicionalmente ha dado sus manos a otros y hoy extiende las propias mientras sigue su lucha interna, desde distintos roles y responsabilidades.   

A mi amigo en México le explico -breve y limitadamente- este panorama, le sugiero seguir algunas cuentas en redes sociales, intento aclararle algunos puntos que desde afuera parecen insólitos e incomprensibles, le alerto sobre los sesgos y termino pidiéndole que su preocupación se materialice en divulgación, en compartir imágenes y noticias que puedan sumar otras voces en el contexto internacional. Le agradezco su interés y quedo convencida que la solidaridad también puede ser informativa. 


*Profesora FACES/ ARIG-RRII
 @PerezDaza


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