martes, 23 de enero de 2018

ARIGlobal: Migraciones, otra dimensión de la crisis


Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global

Johanna Pérez Daza*




Los movimientos migratorios y flujos de personas suelen ser la causa y efecto de problemas complejos. No son un fenómeno reciente aunque en la actualidad se le considera uno de los temas que más ocupa a los gobiernos, organizaciones y líderes del mundo, ya que afecta a un considerable número de personas y grupos que, por distintas razones, deciden –o intentan- dejar su lugar de origen y buscan asentarse en otros territorios que ofrezcan condiciones de vida y garantías de las que carecen  en  sus países.

Los motivos abarcan conflictos armados, violencia, desempleo, crisis políticas, económicas y alimentarias, entre otros. Sus dimensiones son tan amplias y extendidas que autores como David Held consideran que la migración humana es una forma de globalización omnipresente. 

Es un proceso que, ocasionalmente, implica grandes riesgos y peligrosas condiciones de traslado, así como aspectos relacionados con la documentación y la legalidad. Sin embargo, son riesgos que los sujetos deciden asumir en busca de una mejor calidad de vida, o cuando menos, el anhelo de un mejor porvenir para ellos y su grupo familiar. 

Los movimientos de personas traen consigo debates sobre la autonomía y la soberanía de los Estado-nación, entre los que se encuentran su limitada capacidad para asegurar sus fronteras y controlar el flujo de migrantes indocumentados e ilegales lo que, en oportunidades, amerita acciones trasfronterizas y coordinaciones entre países, instituciones y actores políticos, convirtiéndose en un tema impostergable en los asuntos internacionales, pero también en los domésticos.

La aguda crisis que atraviesa Venezuela desde hace ya varios años ha hecho que este tema -otrora distante y ajeno- se haya convertido en una cercana realidad, al punto que la salida del país de millones de venezolanos ha trazado un nuevo flujo migratorio en el continente, tal y como señaló en meses pasados el director de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) para Norteamérica, Centroamérica y el Caribe, Marcelo Pisani.

Cifras recientes indican que cerca de un 30% de las familias venezolanas tiene algún miembro que ha migrado en los últimos años. Otros datos señalan que es una tendencia en ascenso concentrada principalmente en la población juvenil y adulta.



Esta compleja realidad impacta la dinámica regional y nacional, llamando la atención de instituciones y organizaciones internacionales que ofrecen su asistencia. Es un escenario que no puede ser desatendido o ignorado, pues su impacto se evidencia en el corto y mediano plazo, mostrando otra dimensión de la crisis venezolana que se escurre hacia otras latitudes.
               
                *Profa FACES / ARIG /  EEI





Vacío del migrante al abandonar su tierra, su vida y su gente. Escultura de la serie Voyageurs , (viajeros) de Frances Bruno Catalano.

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