Espacio de
reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores
vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la
UCV. Opiniones, comentarios y
reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las
relaciones exteriores de Venezuela que
combina lo interméstico y global
María Gabriela Mata Carnevali
Desde que China iniciara su apertura al mundo
hace ya más de 40 años, la sociedad internacional ha asistido al despertar del
gran gigante asiático que, fiel a su determinación de recuperar glorias
pasadas, ha irrumpido con firmeza en la escena global, incluida África.
En las últimas décadas, China pasó de proveedor
mundial de mano de obra barata a financista del del Sur en desarrollo, “con el
objetivo de construir puentes, tanto figurativa como literalmente, a través de
la cooperación económica” (Yang, 22 jul, 2019).
Ahora, con el propósito más ambicioso de
consolidarse como potencia global, bajo la presidencia de Xi Jinping, Beijing ha
puesto en marcha la denominada Nueva Ruta
de la Seda, todo un proyecto de ingeniería geopolítica que supone un enorme
desafío para la economía mundial y seguramente impactará las infraestructuras
de transporte de mercancías, pasajeros, hidrocarburos y tecnología. El proyecto,
además de revitalizar la histórica ruta terrestre que posibilitó durante siglos
el tráfico comercial entre Europa y Asia oriental, pasando por Asia central, aspira
activar una vía marítima que la conecte con África y América Latina cruzando el
océano Índico y el océano Pacífico.
La idea es reducir los costos y el tiempo de
transporte de mercancías para lograr mayor competitividad de sus productos, y
aminorar el costo de sus importaciones de alimentos, materias primas y
productos energéticos.
No hay “nada de improvisación y sí mucho
planeamiento previo en esta globalización a la china”, dice Ortega, (3 nov,
2015). En relación con África, cabe decir que no ha escatimado esfuerzos para
ubicarse entre los principales “socios del desarrollo”.
Más de 10.000 firmas chinas operan en África y
dominan casi 50 % del mercado de construcción contratado internacionalmente. De
acuerdo con Sánchez (feb 2019), el paso de China por África ha supuesto una
inversión acumulada de 100.000 millones de dólares que se traducen en la
financiación de proyectos para construir 30.000 kilómetros de autopistas,
generar 20.000 megavatios de electricidad, crear alrededor de 900.000 empleos
locales y depurar más de nueve millones de toneladas de agua al día. Además,
China ha impulsado la construcción y renovación de más de 6.000 kilómetros de
ferrocarril en países como Angola, Nigeria, Etiopía o Sudán, y se espera que
pronto de comienzo la construcción de una nueva ruta ferroviaria que conectaría
los puertos de Dakar, con salida al Atlántico, y Yibuti, donde China tiene
asegurada su conexión con el Océano Índico. A este respecto cabe destacar que Yibuti fue
también el lugar escogido para construir la primera instalación militar
permanente de China en el extranjero.
¿Qué opinan los africanos?
Las encuestas de opinión han demostrado que la
mayoría de los africanos ve a China favorablemente, tanto en términos de su
influencia como de sus contribuciones al desarrollo. La dirigencia no escapa a esta valoración
positiva de la actuación del gigante asiático en el continente. "China,
que ha librado sus propias batallas para modernizarse, tiene un sentido mucho
mayor de la urgencia personal del desarrollo en África que muchas naciones
occidentales", escribió el ex presidente senegalés Abdoulaye Wade en 2008
(Albert, 12 julio, 2017). Sin duda, el sentimiento anticolonialista todavía
pesa.
Sin embargo, las crecientes actividades chinas
en suelo africano han suscitado grandes dudas en la Sociedad Civil, sobre todo
en lo relativo a su política de no interferencia en los asuntos internos que,
en la práctica, se ha traducido en el apuntalamiento de regímenes autocráticos.
A diferencia de Occidente que, para bien o para mal, suele condicionar ayuda e
inversiones, China se atiene al principio de no injerencia y, a la hora de
hacer negocios, no hace un problema de las formas de gobierno, lo cual termina
por afectar a las poblaciones sometidas en el sentido que de alguna manera
financia el despotismo, dejando en evidencia que en realidad no le preocupa
tanto el desarrollo como su propio beneficio.
Por su parte, los trabajadores se quejan de las
condiciones contractuales, que suelen ser muy duras, y los verdes del poco o
nulo interés en la preservación del medio ambiente.
Sin entrar en el espinoso tema de cuál tipo de
dominación es peor, partiendo del hecho cierto de que las relaciones sino
africanas continuarán creciendo, cabe preguntarse por las implicaciones a nivel
mundial.
¿Cómo afecta esta
alianza el orden mundial?
En primer lugar, habría que decir que, en el
marco de la guerra comercial entre China y los Estados Unidos, África podría
convertirse en un mercado potencial para los productos chinos gravados con
altos aranceles por el gobierno de Donald Trump. Beijing podría incluso
aprovechar los acuerdos comerciales vigentes con diferentes países africanos,
para convertirlos en plataformas exportadoras hacia el mercado estadounidense
con menos carga impositiva.
En la arena política, sobre todo en el ámbito
multilateral, África ha demostrado ser un fiel aliado. Si es por gusto o no, es
debatible.
Sin embargo, en estas cosas más vale no ser
ingenuos. “China usa sobornos, acuerdos opacos y la deuda para mantener a los Estados
en África cautivos a los deseos y demandas de Beijing”, dijo Bolton, uno de los
“halcones” más prominentes del gobierno de Trump, antes de que se le pidiera
levantar vuelo. En su opinión, “tales acciones depredadoras son subcomponentes
de iniciativas estratégicas más amplias” (citado en Yang, 22 jul, 2019).
Todo apunta a que tiene razón. No por nada Xi, en el 95 aniversario de la fundación del Partido Comunista Chino (PCCH),
anunció ante una audiencia de miles de personas que “tiene plena confianza en
ofrecer una solución china a la búsqueda de mejores sistemas sociales por parte
de la humanidad”.
En definitiva, más que socio para el desarrollo del Sur China se perfila
como un desafío para el sistema internacional liberal.
Referencias:
Albert, Eleanor (12 julio, 2017).
China in Africa. Council on Foreign Relations. Disponible: https://www.cfr.org/backgrounder/china-africa
Kabasha, Gaetan (23 dic. 2015). China en
África. El País. Disponible: https://elpais.com/elpais/2015/12/23/africa_no_es_un_pais/1450854000_145085.html
Ortega, Andrés (3 nov, 2015). La Nueva Ruta de
la Seda: gran ingeniería geopolítica. Nota de blog. Disponible: https://blog.realinstitutoelcano.org/la-nueva-ruta-la-seda-gran-ingenieria-geopolitica/
Sánchez, Fiorelli (feb, 2019). China en África,
una estrategia híbrida. Nota de blog. Disponible: https://blog.realinstitutoelcano.org/china-en-africa-una-estrategia-hibrida/
Yang, Daniel (22 jul, 2019). Cómo la alianza de
China con África está cambiando el orden mundial. IPS. Disponible: http://www.ipsnoticias.net/2019/07/la-alianza-china-africa-esta-cambiando-orden-mundial/
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