martes, 19 de febrero de 2019

ARIGlobal: LAS FRONTERAS CULTURALES DEL MEE TOO



Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores de Venezuela que combina lo interméstico y global


Fidel Canelón *




              La noticia generó una pequeña conmoción, sobre todo en los círculos políticos y académicos de nuestra región: Oscar Arias, el dos veces presidente de Costa Rica y Premio Nobel de la Paz de 1987, respetado por tirios y troyanos, fue acusado recientemente de abuso sexual por Alexandra Arce von Herold, una psiquiatra costarricense y activista por el desarme nuclear. Dicho abuso habría ocurrido en 2014, luego de culminar una reunión celebrada en casa del laureado político y abogado  costarricense. Pero la noticia no se quedó ahí: en los días subsiguientes otras nueve mujeres, inspiradas en Arce, introdujeron sucesivas acusaciones en los tribunales ticos por la misma razón.

            Este incidente lleva inmediatamente a reflexionar el impacto que ha tenido más allá de las fronteras de los Estados Unidos el movimiento Mee Too, que tomó impulso a fines de 2017, cuando varias actrices acusaron de abuso sexual al productor de cine Harvey Weinstein, quien a la postre sería enjuiciado por los tribunales de su país. En unas pocas semanas Mee Too se hizo viral en numerosos países del mundo, generando reacciones y denuncias de las mujeres contra connotadas personalidades masculinas de los más distintos ámbitos laborales y de la vida social: la industria del entretenimiento, las artes, la política, el deporte y los negocios.

Es notable, sin embargo, que -con algunas excepciones- solo en Estados Unidos Mee Too ha mantenido un alto perfil y generado de verdad ulteriores consecuencias. Incluso dentro de los confines de Europa su efecto ha sido limitado, llegando a presentarse declaraciones adversas de sectores femeninos en países como Francia, que llegaron a decir que veían en él matices totalitarios, al observar la liquidación pública a la que fueron sometidas de manera indiscriminada muchas figuras masculinas. No hablemos de la mayoría de los países asiáticos y del mundo islámico, en los cuales solo han ocurrido unas contadas y aisladas reacciones. En América Latina, pese a las hondas influencias del discurso de los derechos civiles y humanos de raigambre occidental y del terreno ganado por los temas de género, como la violencia contra la mujer, el aborto, así como los temas de la comunidad LGBTI y asociados, hasta la denuncia contra Arias, Mee Too prácticamente había pasado por debajo de la mesa.

Todo esto nos introduce en el espinoso tema de la multiplicidad de factores que condicionan el tratamiento de los temas de género a lo largo del globo terráqueo, entre los que los elementos culturales y religiosos, las estructuras sociales y familiares específicas, así como costumbres de carácter étnico o de clan, juegan un papel determinante. En nuestra región, por ejemplo, más que el acoso sexual, quizá el tema género que tiene mayor visibilidad es la violencia contra las mujeres, que ha llevado a crecientes campañas de educación promovidas por ONG y agencias gubernamentales; y que en países como México ha tenido manifestaciones dramáticas, como el conocido caso de los homicidios de mujeres en Ciudad de Juárez.

¿Cómo explicar, entonces, la notable relevancia que tiene en Estados Unidos el tema del abuso y el acoso sexual, mucho más que en sus pares occidentales europeas y otras naciones del mundo? Posiblemente una de las razones nos la da Alexis de Tocqueville en su extraordinaria La Democracia en América, donde revela la honda impresión que le produjo la independencia que las familias norteamericanas le concedían a sus hijas desde temprana edad, adquiriendo una apreciable libertad para establecer relaciones sociales, contribuyendo a darle un mayor margen de seguridad a la hora de desenvolverse con el sexo masculino. Pero esto por sí solo no es suficiente. Junto a ello, sin duda,  hay que destacar también el puritanismo latente en la sociedad norteamericana hasta el día de hoy, que lleva a darle una gravitación muy grande a todo lo que concierne al establecimiento de relaciones carnales, y a poner bajo la vindicta pública todo lo que tenga una pizca de lascivia o de cierta manifestación de las cargas libidinosas.

Una cosa es indiscutible: los temas de género y asociados, como la problemática del aborto, el matrimonio igualitario, la comunidad LGBTI, etc., siguen ganando visibilidad y generando tensiones en muchas naciones. Y la rapidez de los avances en esta materia  dependerá en buena medida de la capacidad de superponerse a las barreras culturales y religiosas en las distintas regiones del planeta.

*Prof FACES/EEI



                 Generando conciencia sobre la violencia sexual. Foto: Spotlight


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