Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de
docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales
y globales de la UCV. Opiniones, comentarios y reflexiones sobre
distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores
de Venezuela que combina lo interméstico y global
Lucía Galeno*
Recordar la Primera Guerra Mundial, o
la Gran Guerra, como también se le
conoce, es remontarse a la primera conflagración que se extendió a los límites
del planeta y cuyas consecuencias significaron, verdaderamente, el inicio de la
transición hacia un nuevo orden internacional.
La guerra culminó formalmente con el Armisticio de Compiègne, entre los países de la
Entente y el rendido Imperio Alemán, el 11 de noviembre de 1918, fecha
conmemorada recientemente al cumplirse cien años de su ocurrencia. Sin embargo,
más allá de los términos contenidos en el tratado, lo trascendente, es la serie
de cambios en el escenario internacional, a los que conducirá con las
negociaciones de la Conferencia de París, inaugurada en enero del siguiente
año.
Los antecedentes históricos en cuanto
a acuerdos que pudieran ser catalogados como de “carácter general”, en el sentido de
que llevan a transformaciones en los modos y estructura de las relaciones
internacionales, es decir, sistémicas, se encuentran en los conflictos entre
actores europeos que, en algunos casos, involucraron a sus posesiones
coloniales. Podemos citar, por ejemplo, los Tratados de Westfalia, que pusieron
fin a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), en la génesis del Sistema
Internacional; el Congreso de Viena (1814-1815), cuyas disposiciones
permitirían el restablecimiento del orden europeo luego de la Revolución
Francesa y el Imperio Napoleónico, no obstante su incapacidad para impedir la
incidencia de estas coyunturas en el nuevo mapa político y geográfico.
Las nefastas consecuencias de la Gran
Guerra hicieron comprender, en primer lugar, la necesidad de crear un órgano de
carácter supranacional que pudiera evitar la repetición de conflictos de tal
magnitud, dando paso así a la propuesta idealista de Woodrow Wilson plasmada en
Los Catorce Puntos, que funda la Sociedad de Naciones en 1919; la cual, a pesar de fallar en la consecución
de su propósito fundamental, debido al acaecimiento
de la Segunda Guerra Mundial 20 años después, no puede dejar de reconocerse como
un hito importante, por el elemental hecho de su creación misma, que supuso un
cambio sustancial en la concepción del Sistema Internacional, en el que la
tendencia intermitente hacia el equilibrio, señalada por Pierre Renouvin, se
maneja en una nueva modalidad basada en el concepto de seguridad colectiva.
Un paso más allá, también lo
constituyó el inicio del reconocimiento y promoción de principios como la nacionalidad y la autodeterminación de los pueblos, cuya aceptación y respeto pueden
ser muy discutidos al evaluar los resultados de los acuerdos surgidos de
Versalles, pero que, sin embargo, logran instituir el Sistema de Mandatos de la
Sociedad de Naciones, que en alguna medida, dará paso al proceso posterior de descolonización.
En una visión más estructural del status quo en la evolución, no solo del Sistema Internacional, sino de la
sociedad y del contexto político general, se constata que con el fin de la
Primera Guerra, va a desaparecer la figura de los imperios absolutistas y
conservadores, conformados en la Edad Moderna y robustecidos en la segunda mitad
del Siglo XIX, dando paso a otras formas de estado y de gobierno, influidos por
el republicanismo, el liberalismo y la nacionalidad, así como a la aparición de
nuevos actores independientes, nacidos del desmembramiento de los viejos
imperios.
Finalmente, se debe aclarar que,
aunque con el fin de la Primera Guerra se impuso un orden favorable a los
vencedores (Estados Unidos, Inglaterra, Francia e Italia), éste no fue lo
suficientemente estable como para prevalecer en el tiempo, tal y como se
demostró con el estallido de la Segunda Guerra. Sin embargo, sus consecuencias poseen un alcance estructural puesto que iniciaron la institucionalización de
algunas de las bases fundamentales sobre las que descansará el Orden de 1945, del
que permanecen vigentes una parte sustancial de sus elementos constitutivos
como los expuestos anteriormente.
Profa.
Cátedra de Historia, EEI-UCV
Fuente: institut-cq-projet-foret-compiegne.e-monsite.com/
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