El uso de las TIC y las
redes sociales en la cotidianidad de las relaciones internacionales, así como
algunos desarrollos conceptuales sobre Diplomacia Digital, Diplomacia Virtual y
de la Ciberdiplomacia, forman parte de la Diplomacia del siglo XXI. Las
nociones que encontramos en el clásico texto de Harold Nicholson: La Diplomacia -The
Diplomacy (1938 en inglés y 1948 en español, con varias reediciones- son fundacionales en el estudio de la negociación
y política exterior de los Estados. No obstante, el desarrollo teórico-conceptual
reciente asume la Diplomacia en un sentido polisémico y con múltiples
aplicaciones. Esto no deja de ser ampliamente cuestionado por los más formalistas
del ejercicio diplomático ‘versallesco’ que también tiene su sentido y
especificidades. En nuestra apreciación es relevante asumir el pluralismo
conceptual para orientar el estudio, la enseñanza y la práctica del mundo
complejo de las relaciones internacionales, más allá de los espacios de los Estados.
La Diplomacia Digital, inicialmente,
era asociada a la Twiplomacy,
concentrando atención en la narrativa que se tejía con las cuentas en las redes
sociales de los líderes de gobierno y personalidades de otras entidades de
trascendencia internacional (ONG, Grupos Corporativos, etc.). Reportes e
Informes periódicos especializados han permitido a estudiosos de la
comunicación y de las relaciones internacionales establecer perfiles y líneas
de trabajo. También hemos sido testigos –y en ocasiones usuarios- de los
desarrollos de la Diplomacia (Pública) Digital a través de los Portales Web
interactivos de las Cancillerías, Oficinas de Jefes de Estado y de Gobierno,
las Embajadas Virtuales y las Oficina Virtuales de atención consular.
Posiblemente para quienes están en otras rutinas personales y profesionales,
sea una novedad el funcionamiento de la Embajada Virtual de los Estados Unidos
en Caracas, con sede en Bogotá; pero es necesario destacar un antecedente en
2007, cuando el gobierno de Suecia abrió una Embajada Virtual en el popular mundo
virtual Second Life (Segunda Vida) como
parte de una estrategia de Diplomacia Cultural de Suecia.
La Diplomacia Digital es un
campo de estudio no solo en lo teórico-conceptual sino también en las
aplicaciones prácticas para los procesos de toma de decisiones. Las
disposiciones internacionales (convenciones y tratados) sobre relaciones
diplomáticas y consulares siguen siendo referencias en el derecho
internacional, pero han sido sobrepasadas. Por tanto, es procedente observar
las fórmulas, protocolos y prácticas que se han ido generando para dar
respuesta a las nuevas realidades. Esto va más allá de abrir cuentas oficiales
como usuarios en las redes sociales. Se trata de un medio o recurso, y como tal
debe haber claridad en el propósito y objetivos a lograr; vale decir debe estar
enmarcado en una estrategia de acción.
La situación de Pandemia
Global, declarada por la OMS desde el 13 de marzo ha generado un impacto de
múltiples dimensiones en una realidad que de por sí ya era bastante compleja de
abordar en materia de relaciones internacionales. El Distanciamiento Social
también ha exigido nuevas fórmulas a la Diplomacia (cualquiera sea la acepción
que se tome). En los espacios
multilaterales, con agendas y reuniones que tienen todo un procedimiento y
cronograma, exigió buscar nuevos mecanismos que fuesen aceptados por la
membresía y tuvieran carácter formal. Antes de la Pandemia COVID19, era común
observar los debates que se sostenían en el seno de las ONU y de la OEA, o en
otros encuentros internacionales; incluso en esas mismas sesiones podía estar incluida
la intervención de algún orador de manera remota en videoconferencia. Había un
público observador –en vivo y directo- de lo que se discutía en las sesiones abiertas
de estas reuniones. Por el contrario, ahora se trata de nuevas rutinas de reunión
virtual, donde los delegados están en remoto conectados a través de una
plataforma de comunicaciones, guardando todos los protocolos y exigencias de
dichas reuniones, y además transmitidas por los canales de difusión digitales.
La presunción de
temporalidad “corta” ha ido cediendo paso a una preparación para la llamada
“nueva normalidad”. En nuestra apreciación, la Postpandemia comenzó el 14 de
marzo, un día después de declarada la Pandemia Global del COVID19. En este
contexto, y sin descartar que en algún momento retornen también los espacios de
la presencialidad, es innegable que la Diplomacia Pública Digital y/o
Diplomacia Virtual llegó para quedarse. No se trata de una moda, ni un mundo
paralelo. Vale la pena señalar algunos ejemplos en lo multilateral. En el plano mundial, se tienen noticias
de los preparativos de una singular Asamblea General de las Naciones Unidas en
el mes de septiembre, en el marco de la celebración de su 75 aniversario. Pero
desde hace varios meses todo el sistema de naciones unidas está trabajando con
nuevos protocolos que han permitido, entre otros: las sesiones del Consejo de
Derechos Humanos con la presentación de informes de la Alta Comisionada de
Derechos Humanos, las sesiones de la Conferencia General de la OMS acordando
nuevas directrices de funcionamiento frente a pandemias, las reuniones del
Consejo de Seguridad en la elección de los nuevos miembros no permanentes y
otros temas de seguimiento. En el plano
regional del Caribe, encontramos un destacado número de reuniones
virtuales, tanto las de Mandatarios y Jefes de Gobierno, como las de Ministros
de Relaciones Exteriores, que forman parte de las sesiones ordinarias de organismos
regionales como la OECO, CARICOM y AEC, así como también el desarrollo de
encuentros de carácter extraordinario en la coordinación y seguimiento de la
emergencia que ha planteado COVID19. Aunque el sector salud, educación y
seguridad marcan las prioridades, también se han realizado reuniones virtuales
en materia financiera y de turismo. En cualquiera de esas dos dimensiones, se
trata de una adecuación de las estructuras operativas del multilateralismo pero
también de los ajustes que están realizando cada uno de los gobiernos los
países miembros.
A pesar de los ejemplos
citados, el seguimiento de este tema obliga a considerar dinámicas de relacionamiento
que van más allá de la dimensión gubernamental o intergubernamental. El
reduccionismo conceptual es mal consejero y acompañante en tiempos
complejos. Nuevos formatos y nuevas
formas de la Diplomacia Digital y demás
categorías conceptuales asociadas- plantea nuevos retos en la agenda de
académicos, investigadores, analistas, y decisores en materia de relaciones
internacionales.
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