miércoles, 26 de abril de 2017

ARIGlobal: La deuda externa y la opacidad de los datos



Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global

Luis Angarita *

Bastante se ha hablado de lo difícil que se presenta el cronograma de pagos en el año 2017 para los compromisos de deuda que tiene el Estado venezolano con el resto del mundo. Pero nadie sabe, a ciencia cierta, cual es la magnitud de la deuda externa de nuestro país.

En un breve recuento podemos reseñar que, durante el periodo 1998-2006, la deuda externa de Venezuela, entre los compromisos comerciales de corto plazo, las deudas contraídas con organismos internacionales y otros instrumentos, tuvo como promedio 40 mil millones de dólares. Justo en este mismo período, el auge de los precios de los commodities llevó el monto de las reservas internacionales (RRII) del país a un récord histórico de 43 mil millones de dólares, lo que significaba una relación de cobertura deuda/RRII de 1:1. Pero, como es una costumbre en el sistema financiero internacional, luego de un boom de precios, sucede una etapa de alto endeudamiento por los países que viven esta bonanza, viviendo una ilusión de una generosa capacidad de pagos, que colocan las cuentas externas en un apretado compromiso futuro, y Venezuela no fue la excepción.

Para el periodo 2007-2013, la Deuda Pública Nacional creció por el orden de 220% mientras que la capacidad de pagos y de ahorros externos, representados en los activos de reserva, bajaron por debajo de los 30 mil millones de US$, teniendo una relación ahora de 5:1. Para profundizar esta situación, el gobierno venezolano empezó a utilizar  otros mecanismos de endeudamiento, bien con PDVSA como una fuente alterna de financiamiento, bien a través de Fondos Especiales, como el Chino, llevando la deuda externa total por encima de los 200 mil millones de dólares.

Desde el 2015 no se publican cifras oficiales para hacer el debido seguimiento de la situación externa del país, aún así, el Gobierno se jacta de ser buen pagador dentro del sistema financiero ya que honra los pagos tanto de servicios como de  vencimiento de bonos, de manera sistemática. Pero ¿a qué costo?

De las informaciones obtenidas de las distintas bancas de inversión que hacen el seguimiento de la conducta de bonos en cuanto a emisión, valoración, intercambios y vencimientos, se puede contabilizar una deuda total de 220 mil millones de dólares y, para el mes de abril de 2017, las RRII llegaron a un mínimo de 10,2 millardos de dólares, con una relación de 22:1, o lo que equivale a decir que solo hay el 5% de cobertura de la Deuda Externa.

Algunos analistas señalan que Venezuela ya sufre los rigores de un default financiero. Es decir, la poca credibilidad para adquirir compras a crédito, la obligación de realizar compras internacionales al contado, la negociación forzada de algunos vencimientos, los litigios y arbitrajes internacionales por la ejecución de garantías por deudas vencidas, entre otras características.

Solo en el mes de abril, el Estado tuvo que cancelar 2.8 millardos en servicios de deuda y vencimiento de bonos y, dentro de las pocas opciones que tiene para refinanciar este pago, se señalan dos movimientos que confirman esta situación. El primero es el préstamo de 1.4 mil millones de la petrolera rusa ROSNEFT a la estatal PDVSA, reflejados en los estados de cuenta de ambas empresas. La garantía de este préstamo no ha sido informada por el gobierno, pero se señala que la modificación de los Estatutos de la Empresas Mixtas sirvió para ofrecer garantías a los europeos. La segunda operación, que reflejan los medios internacionales es la venta de Bonos PDVSA en manos del BCV a fondos especulativos, conocidos como fondos buitres, a un precio de 23% de su valor nominal.

Resulta difícil totalizar el efecto de todo el entramado financiero que de forma paralela tiene con el gobierno chino y con el gobierno ruso, lo mismo que totalizar la Deuda Externa y los compromisos de pago en el corto mediano y largo plazo para la República. De momento, se puede señalar que queda por amortizar un monto superior a los 5 mil millones de dólares, incluyendo un pago por más de 3 mil millones de dólares en los meses de octubre y noviembre.

La señales no son alentadoras, ya que a medida que pasa el tiempo, el gobierno sólo ha aumentado la descapitalización de los activos de Estado, sin la discusión nacional que eso amerita, bien sea en la Asamblea Nacional, o en el debate público, con la participación de las universidades, inversionistas y demás actores involucrados. Los meses de septiembre octubre se presentara nuevamente la urgencia de reunir recursos suficientes para honrar deudas externas, y con el precio del petróleo proyectado, luce necesaria la reunión de todos para definir la mejor estrategia para todos los venezolanos.

*Profesor FACES / EEII


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Las opiniones emitidas por los articulistas son de responsabilidad individual y en ningún caso comprometen opiniones de la entidad que promueve este espacio.

miércoles, 19 de abril de 2017

ARIGlobal: Aproximación a la Política petrolera internacional (Primer trimestre del año 2017)



Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global

Alfredo Ordoñez López 


Comprender la política petrolera internacional representa un gran desafío para el mundo de hoy. El escenario internacional muestra una dinámica compleja y una fuerte interconexión entre los actores que destacan su globalidad ante los fenómenos que ocurren continuamente.  De ahí que la política internacional ya no puede entenderse solamente como un conjunto de acciones y situaciones resultantes de la interrelación entre los actores en el escenario global; la relación socio cultural actual construye un nuevo panorama en donde la agenda determina el actuar y accionar los actores, y en donde el "petróleo" como recurso energético pareciera tener menor presencia en esa dinámica.

Sin embargo, la energía no ha perdido su espacio en el desarrollo de las naciones, ha logrado diversificar sus fuentes promovida por las presiones que ha tenido la agenda internacional en la esfera del cambio climático, la economía verde y la seguridad global ante las constantes amenazas del terrorismo.




Todo ello ha promovido un desarrollo tecnológico de gran alcance en la industria petrolera, la cual ha tenido que ajustarse a una serie de aspectos que influyen en su valor, como lo es la salud de la economía mundial; la actividad bursátil; variables climatológicas; conflictos bélicos y/o terroristas que afectan la fluidez de los suministros; nivel de declinación de los yacimientos; nuevos descubrimientos; acciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP); las políticas conservacionistas de los países industrializados; el marco fiscal y regulatorio aplicable a la industria; los niveles de intervención estatal en las actividades implícitas; y tal vez el de mayor impacto, los avances en el desarrollo de nuevos tipos de energía[1].

De tal manera que los actores han tenido que desarrollar estrategias que le permitan adecuar sus estructuras productivas a la dinámica global. Este carácter estratégico evoluciona, cuando el petróleo disminuye su presencia en el menú de recursos, del 46% en el año 1973 al  31% en el 2014, destacando la presencia de Gas como un recurso energético limpio y de fácil manejo, que en 1973 se utilizaba un 10% en 1973 y ya para el 2014 representa el 21%. 

El proceso de investigación y desarrollo en la refinación de petróleo que estimula la nueva agenda internacional, ha promovido la disminución de la gasolina que en 1973 representaba un 33% y ya en el 2014 solo el 11%, lo que amplió la producción de diversos productos destilados que se elevaron de un 26% en 1973 al 35 % en el 2014.  Sin embargo, la refinación de gasolina para motor se mantiene en un rango de 20%, lo que mantiene la presencia del petróleo en el sistema económico internacional, pues la refinación de crudo debe seguir garantizando la demanda creciente del sector transporte que ha evolucionado del 45% en 1973 a 64% en el 2014.





De tal manera que la Política Petrolera Internacional representa todas aquellas medidas de carácter estratégico que utilice o requiera el uso del petróleo para satisfacer y garantizar el logro de metas en el sistema internacional por parte de los Estados.
Estas metas se presentan principalmente cuando el valor del crudo en el mercado es muy alto o muy bajo, de ahí la estrategia de los productores y consumidores. Es por ello que los Estados y las grandes empresas petroleras se han aferrado a invertir en tecnología para el rescate de los yacimientos (factor de recobro) tales como:   

·         Lutita con kerógeno o esquito bituminoso (Kerogen shales u oil shales)
·         Petróleo ligero de rocas compactas (Ligth tight oil o LTO) – Fracturación hidráulica (Fraking). Estados Unidos
·         Arenas petrolíferas o Arenas Asfálticas (Oil Sands o Tar Sands), Canadá
·         Petróleos Extra-pesadaos (Extra-Heavy Oils) – API - 20°. Faja del Orinoco
·         Líquidos del Carbón y del Gas natural
·         Petróleo de Lutitas (Shale Oil) 

Situación que ha obligado a la Opep a establecer alianzas con algunos miembros No-Opep para recortar la producción hasta un promedio de 95,75 mbd, y así presentar una oferta de crudo en el mercado internacional de 460.000 barriles diarios por debajo del promediado en el año 2016. Situación que no impidió que los Estados Unidos  elevaran su producción un 1,74% durante el primer trimestre del año 2017.

En tal sentido, esta dinámica se desarrolla en un mercado que demanda 94,62 millones de barriles diarios, y se prevé que dicha demanda crezca 95,81 mbd, es decir, 1,2 mbd más que pueda generar cierto equilibrio en el mercado internacional. Por supuesto, este incremento de la demanda deberá estar acompañado de un crecimiento económico mundial por encima del 3%, en donde los sectores de transporte y petroquímico, sea los que apuntale el desarrollo de la economía mundial.  

Finalmente, podemos comprender que la política petrolera internacional ha tenido que ajustarse a los avances tecnológicos y sobre todo al comportamiento de la sociedad global, la cual aumenta su consumo de gasolina de motor pero ahora con altos niveles de exigencias de calidad y menos contaminante, lo que convierte tentativamente al Gas Natural como el sustito más inmediato del petróleo para enfrentar los ciclos del precio del petróleo en el mercado internacional. 


alfordonez@gmail.com
Twitter: @alf_ord




[1] Sosa, Rohl y Durán (2016: 55) 

martes, 11 de abril de 2017

ARIGlobal: Venezuela en la mirada internacional

                                                                  


Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV. Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores de Venezuela que combina lo interméstico y global

Johanna Pérez Daza*   



            Desde México me preguntan, vía redes sociales, cómo saber lo qué ocurre en mi país. En plena era digital enmarcada en la Sociedad Red, esta preocupación debería estar de más, entendiendo que la información se comporta como un bien sin fronteras, ubicuo y accesible. Sin embargo, la aldea global avizorada por McLuhan nos presenta desafíos vinculados al poder y sus ramificaciones, como las añejas discusiones sobre quién controla los medios de comunicación y quién impide la divulgación y libre circulación de la información. En este escenario, informar e informarse no es tarea sencilla, especialmente en escenarios tan complejos como los que vivimos en Venezuela, donde diariamente se reafirma la premisa: información es poder.

La crisis económica, política y social que atravesamos tiene, entre otras, una arista mediática y comunicacional que incide en la opinión pública doméstica e internacional. Más allá de los marcos institucionales existentes y activados (la comunidad internacional, los organismos multilaterales, los mecanismos de integración y cooperación regional) los ciudadanos de otros países también demandan información veraz y oportuna sobre los acontecimientos que afectan a otras naciones, especialmente aquellas a las que los unen nexos históricos, geográficos y culturales. La mirada de quienes desde otras latitudes buscan estar informados sobre el país incluye también a los venezolanos que han emigrado y les urge conocer lo qué afecta a sus familiares y amigos.

Ahora bien, dónde recurrir para encontrar estos insumos informativos que permitan formarse una opinión argumentada es un reto ante los numerosos vicios y deformaciones que cercenan la libertad de expresión dentro y fuera del país, entre los cuales encontramos presiones a los medios de comunicación, desinformación e infoxicación, autocesura, bloqueo de sitios web, agresiones y violencia contra periodistas, reporteros gráficos y trabajadores de la prensa,  así como una agresiva estrategia comunicacional gubernamental que busca copar el paisaje mediático con contenidos propagandísticos, programación gubernamental, bots y laboratorios de información.

Ante esto las redes sociales y los medios digitales se visualizan como opciones, convirtiéndose en la bitácora donde los usuarios registran y denuncian, recogen y buscan información, siendo una ventana donde mirar y mirarnos. En este sentido, cada timeline es una suerte de medio que permite seguir los acontecimientos, especialmente desde el exterior donde no hay contacto directo con la realidad real que se proyecta al ciberespacio del cual es extensión, pues el país virtual se alimenta de la cotidianidad, los problemas y demandas de un importante sector de la población venezolana. Aunque no hay que obviar los riesgos, trampas y excesos que esto conlleva.

            No obstante, y pese a su impacto, esta dinámica debe ser ponderada con equilibrio y sensatez, cautelosos ante posiciones extremas que reducen el país a la realidad virtual, olvidando que casi una mitad de la población venezolana no tiene acceso a Internet, mientras que la otra mitad cuenta con conectividad de baja calidad y alto costo, con una de las velocidades de conexión más lentas del continente y la amenaza latente de regulación y control. Vale preguntarnos, ya sin ingenuidades, si esto es casual  ¿A quién conviene entorpecer y limitar el acceso a la información desde y sobre Venezuela? Son aspectos centrales que deben tener en cuenta quienes desde el exterior buscan información.

La preocupación y solidaridad internacional expresada por distintos países y organismos requiere ser complementada con la difusión de informaciones que muestren la grave crisis que atraviesa el país y que tiende a agudizarse con las recientes agresiones a las manifestaciones y marchas de oposición, violaciones de derechos humanos y restricciones a la democracia que arrecian en un país que histórica y tradicionalmente ha dado sus manos a otros y hoy extiende las propias mientras sigue su lucha interna, desde distintos roles y responsabilidades.   

A mi amigo en México le explico -breve y limitadamente- este panorama, le sugiero seguir algunas cuentas en redes sociales, intento aclararle algunos puntos que desde afuera parecen insólitos e incomprensibles, le alerto sobre los sesgos y termino pidiéndole que su preocupación se materialice en divulgación, en compartir imágenes y noticias que puedan sumar otras voces en el contexto internacional. Le agradezco su interés y quedo convencida que la solidaridad también puede ser informativa. 


*Profesora FACES/ ARIG-RRII
 @PerezDaza


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