martes, 4 de diciembre de 2018

ARIGlobal: Cien años después de la 1era GM

Espacio de reflexión sobre la realidad internacional a cargo de docentes e investigadores vinculados al postgrado de relaciones internacionales y globales de la UCV.  Opiniones, comentarios y reflexiones sobre distintos temas de la agenda internacional y de las relaciones exteriores  de Venezuela que combina lo interméstico y global

Lucía Galeno*


Recordar la Primera Guerra Mundial, o la Gran Guerra, como también se le conoce, es remontarse a la primera conflagración que se extendió a los límites del planeta y cuyas consecuencias significaron, verdaderamente, el inicio de la transición hacia un nuevo orden internacional.

La guerra culminó formalmente con el Armisticio de Compiègne, entre los países de la Entente y el rendido Imperio Alemán, el 11 de noviembre de 1918, fecha conmemorada recientemente al cumplirse cien años de su ocurrencia. Sin embargo, más allá de los términos contenidos en el tratado, lo trascendente, es la serie de cambios en el escenario internacional, a los que conducirá con las negociaciones de la Conferencia de París, inaugurada en enero del siguiente año.

Los antecedentes históricos en cuanto a acuerdos que pudieran ser catalogados como de “carácter general”, en el sentido de que llevan a transformaciones en los modos y estructura de las relaciones internacionales, es decir, sistémicas, se encuentran en los conflictos entre actores europeos que, en algunos casos, involucraron a sus posesiones coloniales. Podemos citar, por ejemplo, los Tratados de Westfalia, que pusieron fin a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), en la génesis del Sistema Internacional; el Congreso de Viena (1814-1815), cuyas disposiciones permitirían el restablecimiento del orden europeo luego de la Revolución Francesa y el Imperio Napoleónico, no obstante su incapacidad para impedir la incidencia de estas coyunturas en el nuevo mapa político y geográfico.

Las nefastas consecuencias de la Gran Guerra hicieron comprender, en primer lugar, la necesidad de crear un órgano de carácter supranacional que pudiera evitar la repetición de conflictos de tal magnitud, dando paso así a la propuesta idealista de Woodrow Wilson plasmada en Los Catorce Puntos, que funda la Sociedad de Naciones en 1919;  la cual, a pesar de fallar en la consecución de su propósito fundamental, debido  al acaecimiento de la Segunda Guerra Mundial 20 años después, no puede dejar de reconocerse como un hito importante, por el elemental hecho de su creación misma, que supuso un cambio sustancial en la concepción del Sistema Internacional, en el que la tendencia intermitente hacia el equilibrio, señalada por Pierre Renouvin, se maneja en una nueva modalidad basada en el concepto de seguridad colectiva.

Un paso más allá, también lo constituyó el inicio del reconocimiento y promoción de principios como la nacionalidad y la autodeterminación de los pueblos, cuya aceptación y respeto pueden ser muy discutidos al evaluar los resultados de los acuerdos surgidos de Versalles, pero que, sin embargo, logran instituir el Sistema de Mandatos de la Sociedad de Naciones, que en alguna medida, dará paso al proceso posterior de descolonización.

En una visión más estructural del status quo en la evolución, no solo del Sistema Internacional, sino de la sociedad y del contexto político general, se constata que con el fin de la Primera Guerra, va a desaparecer la figura de los imperios absolutistas y conservadores, conformados en la Edad Moderna y robustecidos en la segunda mitad del Siglo XIX, dando paso a otras formas de estado y de gobierno, influidos por el republicanismo, el liberalismo y la nacionalidad, así como a la aparición de nuevos actores independientes, nacidos del desmembramiento de los viejos imperios.

Finalmente, se debe aclarar que, aunque con el fin de la Primera Guerra se impuso un orden favorable a los vencedores (Estados Unidos, Inglaterra, Francia e Italia), éste no fue lo suficientemente estable como para prevalecer en el tiempo, tal y como se demostró con el estallido de la Segunda Guerra. Sin embargo, sus consecuencias poseen un alcance estructural puesto que iniciaron la institucionalización de algunas de las bases fundamentales sobre las que descansará el Orden de 1945, del que permanecen vigentes una parte sustancial de sus elementos constitutivos como los expuestos anteriormente.

Profa. Cátedra de Historia, EEI-UCV

Correo Electrónico: luciagaleno@hotmail.com



                                                        Fuente: institut-cq-projet-foret-compiegne.e-monsite.com/


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